13 septiembre 2011

EL TABERNÁCULO - LUGAR DE LA HABITACIÓN DE DIOS


"Y que hagan un santuario para mí, para que YO HABITE entre ellos." Éxodo 25:8

Nahmánides, judío sabio y erudito del siglo 13, denominó el libro de Éxodo como "El Libro de la Redención" porque comienza cuando el pueblo judío está esclavizado en Egipto, detalla su asombrosa liberación, y termina con el establecimiento del Tabernáculo en el desierto. Una vez que Moisés terminó de construir esa admirable estructura, según las instrucciones de Dios, Su gloria la llenó de forma tal que ni Moisés pudo entrar en ella (Éx. 40:34-35). Las Escrituras nos dicen que la nube de Dios cubría el Tabernáculo de día, y Su fuego reposaba sobre éste de noche ante la vista de toda la casa de Israel (versos 36-38). Qué manera tan gloriosa de ilustrar cómo Dios cubría, protegía y guiaba a Su pueblo durante "todas sus jornadas."

El Rey del Universo escogió habitar entre Su pueblo, y Su presencia era algo tanto palpable como visible. De hecho, Éxodo 25:8 nos dice que la razón por la cual Dios los sacó de Egipto fue para poder habitar en medio de ellos. No podría haber una señal más clara a los israelitas de la incomprensible gracia y misericordia de Dios que Su constante presencia en medio de ellos. Sin embargo, igualmente claro era Su intachable santidad. Aún Moisés, quien estuvo íntimamente involucrado en cada aspecto de la elaboración del Tabernáculo, tuvo que permanecer fuera de la tienda de reunión en ese momento inicial.

Centro Sagrado de Adoración

La palabra hebrea de Mishkán se traduce al español como "Tabernáculo," y significa "tienda o lugar de habitación." Esa estructura debió ser extraordinaria, completamente plegable y portátil, conteniendo toneladas de oro, plata y bronce, además de la tela más fina fabricada durante esos tiempos. Era un lugar solemnemente sagrado, pero a la vez tremendamente alegre, en que Dios se reunía con Su pueblo. Era el centro de adoración y sacrificio para todo el campamento de Israel, y servía también como una enorme señal de tránsito que indicaba al pueblo cuándo detenerse y cuándo seguir caminando. Era un verdadero espectáculo, sirviendo como herramienta educativa para describir el tipo de relación que Dios quería establecer con Su pueblo desde el principio de los tiempos.

Su mandato a Adán fue de "multiplicarse," a Noé fue de "construir el arca," y a Abraham fue de "irse de su casa a una tierra que le mostraría" (Génesis 12:1). Su relación con Israel constaría de una dinámica interacción, una continua y poderosa dramatización repleta de acción entre Dios y Sus hijos escogidos. Nunca les pidió que se separaran físicamente del mundo para contemplar Su creación, ni que aceptaran Sus mandamientos sólo de boca. Dios les quería dirigir, y quería que Su pueblo le siguiera. Los redimiría con poderosa mano y brazo extendido. Les revelaría grandes cosas y manifestaría Su poder en su defensa. ¡Su pueblo sería una gran nación, serían Sus agentes para alumbrar a las demás naciones, y sería un pueblo siempre activo! Les movería a hacer grandes proezas, les daría poder para hacer cosas milagrosas, les dirigiría en la batalla, y garantizaría su victoria. La totalidad de su relación podría resumirse en una sola palabra: ¡acción!

Dios sabía que para que Su pueblo pudiera perseverar, era esencial que experimentara Su presencia en forma visual. Su breve encuentro con Dios en el Monte Sinaí comprobó eso. Luego de pasados 40 días sin ver ni escuchar a Moisés o al Señor, el pueblo regresó a la anterior religión egipcia con una alarmante facilidad, y crearon un dios que pudiesen ver, uno cuya presencia entre ellos era palpable y visible (Éxodo 32:1). Ahora, el Tabernáculo, el glorioso lugar para la habitación de la Shekiná (la presencia manifiesta de Dios en forma de nube), serviría de ayuda visual, un constante recordatorio de la presencia del Señor en medio de Su pueblo.

Según la tradición judía, la consagración del Tabernáculo representaba de sanidad de su quebrada relación a consecuencia de la tragedia del becerro de oro. Nahmánides escribió que el sublime secreto del Tabernáculo era que la presencia de Dios, que había cubierto el Monte Sinaí, ahora sería presenciada de forma permanente en medio del campamento. Eso fue visto como una señal de benevolencia. Dios los había perdonado por su rebelde acto de idolatría. Él estaría con Su pueblo, y ellos estarían con Él.

Moisés – Supervisor del Proyecto

Los más mínimos detalles de las instrucciones para la elaboración del Tabernáculo fueron dados a Moisés por Dios mismo (Éxodo capítulos 25-27, 30). Además de su papel como líder y libertador de los israelitas, Moisés sería supervisor de ese proyecto de construcción, en que se usaría miles de libras en oro, plata y bronce (Éx. 38:24-29), además de gran cantidad de otros recursos, un enorme equipo de trabajadores y artesanos, e innumerables horas de planificación y labor.
Antes que nada, Moisés tenía que "vender" la idea a los israelitas, ayudándoles a captar la visión de Dios respecto a ese maravillo proyecto, e inspirándoles a dar generosamente para completar la empresa. Éxodo 36:4-7 nos dice que el pueblo estaba tan dispuesto a contribuir que trajeron grandes cantidades de donativos, mañana tras mañana, hasta que los ayudantes se quejaron de que era suficiente y tenían que detener la generosidad. Según Nahmánides, esa fue la clave para el "negocio" del Tabernáculo. El pueblo había dado de su oro para construir el becerro de oro, pero ahora su deseo de contribuir abundantemente para el lugar de la habitación de Dios evidenció su intención de apartarse de los dioses egipcios de una vez y por todas, y recibir la presencia del único Dios Verdadero en su medio. Su generosidad, en ese sentido, hizo expiación por su idolatría.

Bezaleel – Artesano Principal

Moisés era el supervisor del proyecto del Tabernáculo de Dios, pero también contaba con un artesano principal.  Moisés tenía una "mano derecha," y su nombre era Bezaleel. Dios informó a Moisés que había llamado a Bezaleel para que supervisara la obra artística, que lo había llenado con el Espíritu de Dios, en toda sabiduría, inteligencia y conocimiento, y en toda clase de arte (Éx. 31:3) para completar la obra según Sus especificaciones. Las Escrituras también nos dicen que Bezaleel reunió un equipo de trabajadores que también estaban llenos de sabiduría, entendimiento y habilidad en todas las tareas artísticas, llamados y capacitados por el Señor de los Ejércitos para crear el lugar donde moraría entre los hombres.

Bezaleel debió ser un hombre verdaderamente admirable, llamado a trabajar lado a lado con Moisés el Libertador y claramente ungido para hacer esa tarea tan sagrada. Aunque tenemos muy poca enseñanza cristiana en torno a Bezaleel, la tradición judía relata mucho sobre él, comenzando con su linaje. Nos dice Éxodo 31 que era el hijo de Uri, hijo de Hur, y los sabios ven aquí la razón por la cual Dios lo hubiese seleccionado. El nombre de Hur aparece en las Escrituras en otros lugares. En Éxodo 17, cuando los israelitas pelearon contra los amalecitas, Hur y Aarón sostuvieron los brazos de Moisés hasta que alcanzaron la victoria. Y cuando Moisés anunció que subiría al Sinaí para escuchar la Palabra del Señor, les dijo que Aarón y Hur se encargarían de todo durante su ausencia.

Claramente, Hur tiene que haber sido un hombre de carácter íntegro, de modo que Moisés confiara tanto en él. Su dedicación al Dios de Israel y a Su pueblo era incuestionable, y debió haber enseñado a su familia para que guardase las ordenanzas del pacto con el único Dios Verdadero, compromiso que, según los sabios judíos, sobrepasó aún la lealtad de Aarón. Como el nombre de Bezaleel no vuelve a mencionarse en la Torá (Génesis a Deuteronomio) luego de que Moisés subiera al Monte Sinaí, excepto al describir su linaje, la tradición judía relaciona esa misteriosa desaparición con el incidente del becerro de oro. Dicen lo siguiente: "Cuando los israelitas desearon hacer ese acto [de crear un ídolo para adorarlo], dijeron a Aarón, 'Ven, haznos un Señor.' Hur, el hijo de Caleb, se levantó y los regañó. Inmediatamente, se alzaron y lo mataron." De esa manera, el Midrash (colección de comentarios judíos sobre la Biblia Hebrea) dice que Hur era un hombre de tal rectitud que voluntariamente entregó su vida en lugar de participar en dicho acto atroz. Su valiente dedicación debió pasar a su hijo Uri, quien debió haber influenciado al nieto de Hur, Bezaleel, para que igualmente amara y sirviera al Dios de Israel.

El Talmud (comentario rabínico sobre tradiciones judías y las Escrituras Hebreas) dice que Bezaleel era una persona extraordinariamente talentosa, y que cuando sólo tenía 13 años de edad, Dios lo llamó para que comenzara a trabajar en el Tabernáculo. Los rabinos enseñan que hubo una clara conexión entre la muerte de Hur y la selección de Bezaleel. El hecho de que Dios usara al nieto de Hur para representar al pueblo de Israel en esa obra justa es otra indicación del perdón de Dios por sus reprensibles actos en el Sinaí. Su nombre mismo, que significa "bajo la sombra del Señor," refleja el propósito por el cual fue llamado.

El Significado del Tabernáculo Hoy Día

Es muy difícil que lectores bíblicos del siglo 21 puedan comprender cómo se vivía en tiempos antiguos, cómo era caminar día tras día por el árido desierto dirigidos por la nube, llevando consigo esa visible, perceptible y tangible presencia del Dios Altísimo. Fácilmente podríamos saltar muchos capítulos en nuestra lectura de las Sagradas Escrituras en que se discute la construcción del Tabernáculo, pensando que no son relevantes a nuestras vidas modernas. Pero el Mishkan no perdió significado cuando fue sustituido por el Templo unos 440 años luego como lugar de adoración. Para los judíos y los cristianos, el Tabernáculo todavía es una lección visual de la redención de Dios. En sus pequeños y grandes detalles, encontramos ventanas no sólo hacia la vida desértica de los antiguos israelitas pero, más aún, el corazón mismo de Dios y la forma en que el hombre pueda relacionarse con Él.

Muchos eruditos cristianos creen que no puede alcanzarse una verdadera comprensión de las Escrituras Cristianas (Nuevo Testamento) y la obra redentora de Yeshúa (Jesús) sin una plena comprensión del Tabernáculo y su importancia en la vida de Israel. Cada elemento de su estructura y composición tan cuidadosamente construido por Bezaleel y sus trabajadores representa algún aspecto de la vida y obra de Yeshúa. A continuación algunos ejemplos:

- El altar de bronce puede representar la muerte
redentora de Yeshúa en la cruz y la importancia
de Su sacrificio de sangre.

- El lavacro denota nuestra necesidad para la purificación y santificación que Yeshúa nos
da por medio del estudio de la Palabra de Dios.

- La menorá (o candelabro) puede simbolizar
a Yeshúa como luz del mundo, alumbrando un
mundo oscuro y solitario.

- El pan de la proposición es frecuentemente interpretado como el deseo de Dios por tener
comunión con Su creación a través de una cena.
En las Escrituras Cristianas, Yeshúa se identifica
como el pan de vida.


Las Escrituras Cristianas hacen referencia a Yeshúa como sumo sacerdote y a los creyentes como sacerdotes. Los creyentes tenemos el mismo llamado a una vida de pureza, entrega y obediencia que Dios exigía de sus sacerdotes en el libro de Éxodo.

Interpretación Judía

Aunque los cristianos tenemos incontables libros y comentarios sobre el Tabernáculo desde una perspectiva cristiana, ignoramos las lecciones que el propio pueblo judío obtiene de los mismos capítulos de Éxodo. A continuación algunos ejemplos:

Así como Moisés condujo una cuidadosa contabilidad de los materiales que trajeron para la construcción del Tabernáculo y supervisó cómo fueron utilizados, cada persona debe regularmente hacer un jeshbon hanefesh, una contabilidad espiritual. Con el propósito de utilizar plenamente los regalos que Dios me ha dado, debo diariamente realizar un examen de conducta y evaluar cómo represento a Dios ante el mundo, para la gloria de Su nombre. Así como la presencia divina reposaba sobre el Tabernáculo a plena vista de todos los israelitas, ¿mi conducta refleja la presencia de Dios a todo el que me rodea?

Los rabinos enseñan que una cuidadosa lectura de Éxodo 40 indica que Moisés desarmó y rearmó el Tabernáculo tres veces en un solo día. ¿Por qué lo haría? El Midrash dice que lo hizo para enseñarnos una valiosa lección. Aunque podamos atravesar enormes esfuerzos para ser santuarios de Dios, vasos dignos de hospedar Su divina presencia, todavía tendremos momentos de tropiezo  y caída. A pesar de nuestros fracasos, sin embargo, nunca debemos rendirnos. Por el contrario, debemos levantarnos para inmediatamente reconstruir nuestro santuario.
En Éxodo 28:36-38, Dios indicó al sumo sacerdote que una mitra (o lámina) de oro "estará siempre sobre su frente..." El sumo sacerdote debe estar siempre conciente del mensaje que lleva impresa la lámina de oro: "Santidad al Señor," santidad en su servicio y en su vida. Los rabinos entienden que lo importante no es dónde se ponga la lámina, sino cómo se usa. No es suficiente ponerla sobre la frente; debe estar siempre en nuestra mente. Nunca debemos ser como el hombre cuyos pensamientos giran en torno a sus negocios y problemas mientras ora con vanas palabrerías.

Los sabios enseñan que la Divina Presencia manifestada en el Tabernáculo provee un modelo para todos los descendientes de esos primeros israelitas. Cada generación, como también cada individuo, experimenta circunstancias similares mientras atraviesa el desierto, aunque cada "desierto" pudiera ser único para cada cual. Tenemos nuestros momentos altos y nuestros momentos bajos. El que es fiel a su meta de vivir una vida santa, caminando sólo donde dirige la nube, éste permanece firme sin importar los cambios o las dificultades. Tal persona anda por la vida con la Divina Presencia sobre él o ella.

Así como encontramos mucho en la Torá referente a la santidad del Tabernáculo, también debe ser en la vida del individuo judío. La Torá recomienda que la persona disfrute de la vida física, pero sólo como el medio para alcanzar un fin. Debe reconocer que algunos placeres de este mundo son un regalo de Dios, por los cuales puede estar agradecido, pero debe caminar en pureza de corazón mientras sirve a Dios en verdadera santidad.

El comentario judío Pirké Avot enseña que el pueblo judío debe procurar la Presencia Divina de manera directa, porque ya no existe el Tabernáculo. Si diez están unidos estudiando la Torá, Él está allí. Si cinco, o sólo tres, están unidos en Su nombre, Él está allí. Eso es cierto si aún hubiere dos, porque Éxodo 20:24 dice: "...en todo lugar donde Yo haga recordar Mi nombre, vendré a ti y te bendeciré."
Finalmente, los sabios a veces enseñan que la construcción del Mishkan es análoga a la creación del universo:

Día 1ro – Los cielos fueron extendidos como una cortina, así como las cortinas del Mishkan.
Dia 2do – Las aguas de arriba y de abajo fueron separadas, así como una cortina separa el Lugar Santo del Lugar Santísimo.
Día 3ro – Las aguas de abajo fueron reunidas, así como el pueblo fue reunido ante el lavacro.
Día 4to – El sol, la luna y las estrellas fueron creadas para alumbrar, así como la menorá.
Día 5to – Los peces y las aves fueron creadas, al igual que los querubines.
Día 6to – Adán fue creado en Edén, así como Aarón fue dedicado para ser sumo sacerdote.
Día 7mo – Dios descansó en el shabat (sábado), así como Su presencia descansa sobre el Mishkan.

El Tabernáculo de Hoy – nuestros Corazones y nuestras Mentes

El Tabernáculo ha sido un elemento crítico en la relación entre Dios y Su pueblo desde hace miles de años. Cientos de hombres y mujeres trabajaron con Moisés y Bezaleel para seguir meticulosamente las instrucciones de Dios y crear un lugar para la habitación de Su presencia. ¡Cuán esencial era la contribución de cada uno hacia la fe de tantos judíos y cristianos a través de las generaciones! Aunque la manera exacta en que fue construido, y su belleza singular, todavía son un misterio para nosotros actualmente, el mensaje esencial ha permanecido claro: Dios ama a Su pueblo y procura un santuario donde pueda morar y disfrutar dulce comunión con nosotros. Sin embargo, nuestro Tabernáculo debe estar construido según Su diseño, purificado por Su Palabra, y caminando en la dirección que nos indica. ¡Que así estén nuestros corazones y nuestras vidas!
"Puede ser comparado con un Rey quien posee solamente una hija. Cuando uno de los príncipes de un reino lejano la toma como esposa y la quiere llevar a su propio país, el Rey ruega a su yerno: 'Como es mi única hija, no puedo alejarme de ella por completo. Ahora que es tu esposa, no puedo evitar que se vaya contigo, pero sólo tengo una petición. Dondequiera que establezcas tu hogar, reserva una habitación para mí, donde pueda venir ocasionalmente a visitar a mi amada hija.' Así ha dicho Dios a Israel: 'Te he dado la Torá. No te la puedo quitar, pero tampoco me puedo apartar de ella. Por eso, a dondequiera que vayas en esta tierra, constrúyeme una casa donde mi presencia pueda habitar contigo, con Mi amada y Mi Torá'" (Exodus Rabba).

Por Rev. Cheryl Hauer
Directora de Desarrollo Internacional
Puentes para la Paz Jerusalén
(Traducido por Teri S. Riddering, Coordinadora PPP Centro de Recursos Hispanos)

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