24 septiembre 2011

¿ES USTED UN VERDADERO ADORADOR?



La adoración a Dios implica mucho más que simplemente asistir a un servicio de adoración donde cantamos alabanzas y escuchamos la predicación de la Palabra. Adoración es un estilo de vida que envuelve todo nuestro ser, tanto de día como de noche. Adorar es todo lo que decimos, lo que hacemos y, más importante aún, cómo lo hacemos.

En Mateo 6 podemos encontrar unos comentarios de Jesús (Yeshúa) en torno a algunos asuntos prácticos de nuestra fe, específicamente en torno al ofrendar, el orar y el ayunar.

Respecto al ofrendar o dar, dijo lo siguiente: “Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos. Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público” (Mateo 6:1-4).

En Lucas 21:1-4, Yeshúa alabó la pequeña ofrenda de dos blancas que echó una pobre viuda en el arca de ofrendas. Jesús describió la ofrenda como mayor en contraste con la que echaron unos ricos. En proporción a lo que poseían los ricos, ellos dieron muy poco, mientras que la pobre viuda “…de su pobreza echó todo el sustento que tenía” (Lucas 21:1-4).

En cuanto a la oración, Jesús dijo en Mateo 6:5-15 que era mejor entrar a una habitación secreta para orar y procurar a Dios privadamente. No deberíamos orar públicamente con la mera intención de ser escuchados por los hombres. Dios recompensa a los que oran en secreto, pero los que prefieren hacer un espectáculo público de la oración ya reciben su recompensa de los hombres.

De manera semejante, Jesús dijo que el que ayuna no debe poner una cara larga para que todos sepan que está ayunando y recibir la alabanza de los hombres por su “piedad.” Por el contrario, “…cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público” (Mateo 6:16-18). En tiempos antiguos, era práctica común de los judíos echar cenizas sobre su cabeza cuando ayunaban. Por otro lado, lavarse el rostro y ungirse con aceite era señal de celebración y alegría. Según Jesús, lo importante es mantener en secreto el asunto de nuestro ayuno entre nosotros y el Señor, para que entonces seamos recompensados por Dios.

¿Qué hay de común en estos ejemplos? A Dios le interesa más la calidad de la expresión de nuestra fe como un acto de adoración que la cantidad. La profundidad de nuestra devoción sólo es conocida por Dios. Esa clase de profunda devoción es también la que Él busca. Después de todo, Dios es un Dios celoso, y lo agradamos más cuando la adoración es dirigida únicamente a Él, y no es compartida con otros. A medida que lo bendecimos con nuestros actos de adoración, Dios será abundante en Su recompensa.

El asunto de la calidad de la adoración era, y todavía es, muy enfatizado en el Judaísmo, y el público Judío que escuchaba a Yeshúa debió haber captado muy bien Su mensaje de no hacer esas cosas como lo hacían los hipócritas. Ellos sabían a qué se refería, y por qué lo enfatizaba tan fuertemente.

En la Escritura se enfatizan dos conceptos Hebraicos de ‘gadlut’ y ‘katnut’. ¿Qué significan esas palabras? Veamos un relato al respecto:

Existe un relato Judío de que Dios no escogió únicamente al pueblo Judío, sino que ofreció Su Ley a todas las naciones, pero los únicos quienes la aceptaron fueron los Judíos. Si es cierto o no, sabemos por cierto que Dios le dio las Sagradas Escrituras al pueblo Hebreo. Por esa razón, la herencia que hemos recibido como hijos de Dios tiene un sabor hebraico. Supongo que si los chinos hubieran aceptado Su ley, estaríamos estudiando las raíces chinas de nuestra fe. Pero, dado que las Escrituras surgieron en el cálido desierto del Sinaí en medio del pueblo Hebreo, están empapadas de características culturales y lingüísticas Hebreas. Las raíces del Cristianismo provienen de ese fundamento Judío, y todavía mantiene esa influencia.

¿Y por qué debemos estudiar las raíces Hebraicas de nuestra fe? Cuando estudiamos los orígenes de nuestra fe Cristiana, encontramos una riqueza de datos sobre el carácter de Dios que no podríamos conocer de otro modo. Por encima del tiempo y el espacio, nuestra espiritualidad está investida con el manto de la cultura, el idioma y la vida de los Israelitas. El contexto de nuestras Escrituras es uno del Medio Oriente.

El estudio de las raíces Judaicas de nuestra fe no tiene la intención de convertir los Gentiles en Judíos. Por otro lado, el esfuerzo de algunos Cristianos en remover todo sabor Judío del Cristianismo lo han tornado en un caldo insípido. “Gustad, y ved que es bueno Jehová…” (Salmo 34:8), es la instrucción del salmista. Ciertamente, un banquete de sabores nos espera a medida que gustemos de las Escrituras sazonadas con las especias de los antiguos Patriarcas.

Oremos con Propósito

Los turistas que visitan a Israel por primera vez se sorprenden al ver cómo oran los Judíos. Concentrados en su oración, se mecen de atrás para adelante mientras se presentan ante el Señor. Los judíos llaman ese tipo de oración por su nombre en “yiddish”: ‘daven’. Me han preguntado frecuentemente sobre ese curioso movimiento, y hay varias explicaciones. Lo que se dice más frecuentemente al respecto es que el pueblo Judío percibe al espíritu humano como una llama de fuego. La palabra Hebrea para espíritu esruaj’. Por lo tanto, si la persona está absorta en la oración, su llama será movida por el soplo del Ruaj (Espíritu) de Dios, y ese movimiento del cuerpo refleja lo que sucede en su interior.

Hay un gran beneficio en orar con ese tipo de movimiento, y es que ayuda a la persona concentrarse mejor en la oración. Ya que la mayoría de los judíos oran de pie, el ritmo de su cuerpo les ayuda a orar por más tiempo que estando quietos. El pueblo Judío cree que no se debe orar de manera repetitiva y superficial. Las oraciones deben recitarse con plena conciencia de su significado. El movimiento ayuda para que los pensamientos se profundicen más en la mente y el corazón.

Aún en algunos Cristianos, el Espíritu Santo provoca ciertos movimientos corporales cuando entran en profunda oración. La palabra hebrea ‘cavaná ’ significa “dirección y propósito.”

Existe una exhortación tradicional de que las oraciones Judías se hagan con ‘cavaná’. Un concepto hebreo que se halla en esta palabra ‘cavaná’ tiene que ver con otras dos palabras Hebreas: ‘gadol’ y ‘katán’, las cuales significan “grande” y “pequeño,” respectivamente. La forma sustantiva de estos verbos Hebreos son ‘gadlut’ (grandeza) y ‘katnut’ (pequeñez). El que ora de manera repetitiva y superficial ora con ‘katnut’, o sea, con una mente pequeña. Por el contrario, el que ora con ‘gadlut’ lo hace con una mente grande o elevada. Esa es la verdadera meta o ‘cavaná’ de la oración, según Dios nos pide que oremos. ‘Cavaná’ enfatiza la calidad de la oración, y no la cantidad. Eso no sucede si estamos pendientes de qué opinan los demás acerca de nuestras oraciones, o si oramos de manera repetitiva y hueca mientras pensamos en otras cosas. Debemos estar enfocados totalmente en nuestra conversación y nuestra adoración a Dios.

El Verdadero Milagro del Éxodo de Egipto

Se puede decir que el proceso del éxodo de Egipto fue en los hebreos un proceso gradual desde lo pequeño, ‘katnut’, hasta lo grande, ‘gadlut’. Los Hebreos tenían gran temor de los Egipcios, bajo cuya autoridad se encontraban en condición de servidumbre. Incluso, temían ser apedreados por los egipcios si hacían sus sacrificios a Dios delante de ellos. Moisés quería hacer los sacrificios a tres días de distancia del pueblo Egipcio. “Entonces Faraón llamó a Moisés y a Aarón, y les dijo: Andad, ofreced sacrificio a vuestro Dios en la tierra. Y Moisés respondió: No conviene que hagamos así, porque ofreceríamos a Jehová nuestro Dios la abominación de los Egipcios. He aquí, si sacrificáramos la abominación de los egipcios delante de ellos, ¿no nos apedrearían? Camino de tres días iremos por el desierto, y ofreceremos sacrificios a Jehová nuestro Dios, como él nos dirá” (Éxodo 8:25-27).

Cuando el pueblo egipcio todavía estaba sufriendo la cuarta plaga, el faraón dio permiso a Moisés para que el pueblo hebreo saliera a sacrificar a su Dios, pero sólo después de que hubiese quitado la plaga de las moscas. Dios quitó las moscas, pero entonces el faraón cambió de parecer. Como resultado, le llegaron más plagas. La décima y última plaga fue la del paso del ángel de la muerte sobre los hogares cuyas puertas no tenían la sangre del cordero. Dios ordenó en Éxodo 12:3-6 que cada familia guardara su oveja en la casa por cuatro días, y que entonces la matara. Al obedecer esa orden, los israelitas demostraban que su fe y conocimiento de Dios se había movido desde una pequeña hasta una grande, una en que podían creer que ciertamente Dios los iba a librar de su servidumbre por medio de una manifestación dramática que nunca olvidarían.


La ola de plagas que experimentaron los Egipcios, pero no los hebreos, era evidencia del poder de Dios. Sirvió para transformar las mentes y los corazones de ambos pueblos. Los hebreos se movieron desde una fe pequeña hasta una grande, desde lo ‘katnut’ hasta lo ‘gadlut’. Por el contrario, la actitud del pueblo Egipcio fue transformada desde una arrogante a una temerosa, desde una ‘gadlut’ a una ‘katnut’.

Si los Israelitas hubieran tratado de huir de Egipto sin el permiso del faraón, las fuerzas egipcias los hubiera alcanzado más adelante porque su imperio se extendía al norte hasta la frontera con el imperio hitita (lo que es hoy día Turquía). Eso abarcaba toda la tierra de Israel. Dios tenía que asegurar que Egipto no intentara tocar a Su pueblo ungido, y también tenía que enseñar a Su pueblo que no temiera a las amenazas egipcias.

Los Jasídicos y el Fervor a Dios

La importancia del concepto ‘gadlut’ en nuestra vida espiritual trasciende todas las barreras del tiempo. Es un elemento que acompañó al pueblo judío, el Pueblo del Pacto, a través de las edades. Un rabino europeo de nombre Baal Shem Tov (1700-1760) criticaba constantemente el judaísmo mediocre. Enseñaba acerca de un Dios que era directamente accesible. También enseñaba que el ser humano era capaz de realizar una maldad inimaginable, pero a la vez procuraba la redención. Por esa razón, cada Judío jugaba un papel muy importante en la transformación gloriosa de lo mundano a lo sagrado.

El Baal Shem Tov fue fundador del movimiento Judío ortodoxo llamado Jasidismo. Algunas de las canciones más íntimas de amor al Señor provienen del movimiento Jasídico. ‘Yedid Nefesh’ es uno de esos cánticos más bellos, lo que en Español significa: “El que ama mi alma.” Aquí les ofrezco una traducción del Hebreo al Español:

“El que ama mi alma, Padre de misericordia,
Atrae a Tu siervo a Tu voluntad.
Como la gacela corre hacia su hogar
Señor, yo corro para postrarme ante Tu trono.”

Esa es una de las canciones más populares entre los Israelíes de todos los tiempos. No tan sólo la cantan los ortodoxos, sino que todos los judíos de cualquier tendencia aprecian su mensaje melódico. Jasidismo cambió al judaísmo en general con su manera íntima de percibir y relacionarse con Dios. A veces los Cristianos pensamos que los judíos son incapaces de disfrutar la alabanza y adoración a Dios, pero es importante notar que desde tiempos antiguos ellos reflejaban un intenso amor y devoción a Dios por medio de su música, especialmente los salmistas Bíblicos.

La Enciclopedia de Religión comenta que el Jasidismo “transformó todo [el Judaísmo] con su énfasis en los atributos divinos, una comunión constante con Dios en pensamiento y oración, fe en la inspiración y el poder milagroso que poseían quienes disfrutaban intimidad con Dios, y gozo y fervor exuberante en la adoración. Sus cánticos de fe llegaron a ser fuente de vitalidad para el pueblo. Su atractivo principal no consistía en visiones apocalípticas sobre una inminente redención mesiánica del sufrimiento humano, sino la manera en que el cántico elevaba a las masas deprimidas y empobrecidas de su desespero, les aliviaba su dolor y sufrimiento, y llenaba al angustiado con una nueva esperanza.”

“El Jasidismo predica el contentamiento, la humildad y la modestia sin suprimir los impulsos naturales del corazón. Su énfasis en la salvación por la fe en lugar de las obras o el estudio de la Torá amenazaba los mismos fundamentos del Judaísmo rabínico en Europa. El Jasidismo tuvo gran oposición, pero fue ampliamente aceptado durante la primera mitad del siglo 19, influenciando a la mitad de los judíos del mundo durante ese tiempo. Es todavía muy reconocido hoy día por su canciones populares, que han enriquecido cada fase de la vida y cultura Judía.”

Bajando unos Escalones

El rabino Levi Yitzhak de Berdichev (1740-1810), sucesor de Baal Shem Tov, escribió lo siguiente: “Algunos sirven al Bendito Creador por interés en la enorme bendición que les otorga por obedecerle, lo que podemos denominar como una pequeña mentalidad o ‘katnut’. Otros le sirven porque es el Señor, el Gobernante y el Rey, sin importarles las bendiciones o recompensas que Dios les pueda dar. Tales beneficios y satisfacciones no son nada en comparación con el verdadero gozo que produce el servir a Su Bendito Creador. Se puede decir que esos sirven a Dios con una mentalidad más elevada, o ‘gadlut’.

El Rabino Yitzhak hizo una observación muy interesante acerca de los relatos de los Diez Mandamientos de Éxodo y Deuteronomio. La primera vez que Moisés bajó del monte con las tablas de la ley de Dios (Éxodo 20), el quinto mandamiento de honrar al padre y a la madre decía así: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da” (Éxodo 20:12).

Cuando Moisés descendió del monte, descubrió que los israelitas habían regresado a su práctica de adorar a ídolos egipcios porque temían haber sido abandonados por Dios. Intentaron sustituir el liderato de Moisés y Dios con algo más familiar y predecible, y crearon una réplica del Becerro Apis, que era utilizado para predecir el futuro en Egipto. Hicieron una celebración ante el becerro de oro según habían visto a los egipcios celebrar el nacimiento de un nuevo becerro, demostrando por medio de su ritual cúltico la sumisión a sus dioses.

El quinto mandamiento en el relato de Deuteronomio tiene una frase adicional al de Éxodo: “Honra a tu padre y a tu madre, como Jehová tu Dios te ha mandado, para que sean prolongados tus días, y para que te vaya bien sobre la tierra que tu Dios te da” (Deuteronmio 5:16).

La frase “y para que te vaya bien…” es la que no se encuentra en el verso anterior. En el contexto de la frase, eso indica que si el pueblo cumplía con lo primero, Dios haría lo segundo, a manera de recompensa.

El comentario rabínico es que la primera vez que Dios dio los mandamientos al pueblo, Dios creía que le servirían como el Omnipotente porque sería un gozo obedecerle, pero demostraron que no era así. La segunda referencia incluye la promesa de una bendición adicional, para que el pueblo le sirva aunque sea por interés en ser bendecido.

¿Qué Tiene que ver eso con Nosotros?

La manifestación portentosa de Dios no es lo mismo que la manifestación personal e íntima de Dios. Aarón había presenciado muchas señales asombrosas de Dios, incluyendo el fuego sobre la montaña, y llegó a sentir gran temor al escuchar Su voz en el Monte Horeb. Aunque sabía que su hermano estaba hablando con el Dios del Universo, Aarón hizo el becerro de oro para apaciguar las ansias del pueblo. Razonaba que Moisés no tardaría en bajar para contar lo que Dios le había dicho, y arreglaría las cosas. Pudiese haber sido un espectacular momento de ‘gadlut’, pero Aarón lo dañó, y lo tornó en un momento de ‘katnut’. Señales y maravillas no deben ser menospreciadas, pero hay evidencia de que no ayudan a tornar una experiencia ‘katnut’ en una ‘gadlut’ en el interior del ser humano. Los truenos y relámpagos desde la cumbre de la montaña ciertamente no tuvieron un impacto profundo ni duradero en los corazones de los Israelitas.

Los levitas en Israel (la tribu del norte) habían visto la gloria de Dios, pero durante el tiempo de la monarquía regresaron a la idolatría. Abandonaron lo ‘gadlut’ en su adoración y retornaron a lo ‘katnut’. Tristemente, también influenciaron a otros a hacer lo mismo. “Y los levitas que se apartaron de mí cuando Israel se alejó de mí, yéndose tras sus ídolos, llevarán su iniquidad. Y servirán en mi santuario como porteros a las puertas de la casa y sirvientes en la casa; ellos matarán el holocausto y la víctima para el pueblo, y estarán ante él para servirle. Por cuanto les sirvieron delante de sus ídolos, y fueron a la casa de Israel por tropezadero de maldad; por tanto, he alzado mi mano y jurado, dice Jehová el Señor, que ellos llevarán su iniquidad. No se acercarán a mí para servirme como sacerdotes, ni se acercarán a ninguna de mis cosas santas, a mis cosas santísimas, sino que llevarán su vergüenza y las abominaciones que hicieron. Les pondré, pues, por guardas encargados de la custodia de la casa, para todo el servicio de ella, y para todo lo que en ella haya de hacerse” (Ezequiel 44:10-14).

En contraste, los hijos de Sadoc (de la tribu de Judá) veían a Dios con otros ojos. Su perspectiva era ‘gadlut’ en todo lo concerniente al servicio del Dios Todopoderoso. “Mas los sacerdotes levitas hijos de Sadoc, que guardaron el ordenamiento del santuario cuando los hijos de Israel se apartaron de mí, ellos se acercarán para ministrar ante mí, y delante de mí estarán para ofrecerme la grosura y la sangre, dice Jehová el Señor. Ellos entrarán en mi santuario, y se acercarán a mi mesa para servirme, y guardarán mis ordenanzas” (Ezequiel 44:15-16).

Por otro lado, la carta a los Hebreos es como un pequeño rayo de luz en medio de las tinieblas, demostrando que Dios ha invertido en nosotros el proceso de lo ‘katnut’ a lo ‘gadlut’. “Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho: Este es el pacto que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las escribiré.”

Luego el autor añade: “Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado. Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura. Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió” (Hebreos 10:15-23).

Una palabra muy esperanzadora nos llega de parte del salmista David en una de sus oraciones. En el Salmo 18, David comienza expresando su intenso amor por el Señor, y en el verso 35 expresa la razón por la que Dios lo había engrandecido: “Me diste asimismo el escudo de tu salvación; Tu diestra me sustentó, y tu benignidad me ha engrandecido” (Salmo 18:35). La palabra que fue traducida como “benignidad” viene de la palabra hebrea ‘anvá’, que tiene unas implicaciones más que una simple “bondad”. ‘Anvá’ también significa bajarse a otro nivel, a humillarse. Cuando Dios envió a Yeshúa el Mesías, se humilló para que nosotros fuésemos engrandecidos. Al resucitar, fue elevado a una posición al lado del Padre, y ahora nos quiere elevar a una honrosa posición de ‘gadlut’ juntamente con Él.

La Verdadera Adoración es el Producto de ‘Gadlut’

 

La grandeza, o ‘gadlut’, nos debe conducir a alabar y adorar a Dios con todo nuestro ser, alma y cuerpo, que es la manera más elevada de expresar nuestra gratitud a Dios. Como expresaba el rabino Baal Shem Tov, es la transformación gozosa de lo mundano a lo sagrado. En la Biblia, algunas palabras que han sido traducidas generalmente como “alabanza” realmente vienen de otras palabras de significado más profundo. Reflejan una relación más profunda e íntima con el Señor. Veamos algunas de esas palabras, y aprendamos lo que significa adorar en el plano superior de ‘gadlut’.
  • Halel: Alardear, alabar o engrandecer de manera celebratoria. “En Dios nos gloriaremos todo el tiempo…” (Salmo 44:8). 
  • Yadá: Proviene de la raíz hebrea para mano (‘yad’), que implica echar o extender algo con las manos, quizás refiriéndose a una ofrenda mecida. “…Y para siempre alabaremos [daremos gracias a] tu nombre” (Salmo 44:8). 
  • Todá: Dar gracias con manos extendidas. “El que sacrifica alabanza [acciones de gracias] me honrará; y al que ordenare su camino, le mostraré la salvación de Dios” (Salmo 50:23). 
  • Baraj: Bendecir con rodilla doblada y en humillación. También puede implicar la impartición del éxito. “Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre” (Salmo 103:1). 
  • Shabaj: Ofrecer una adoración a fuerte voz, sin sentir vergüenza por ello. “Alabad a Jehová, naciones todas; pueblos todos, alabadle [loadle] (Salmo 117:1). 
  • Teruá: Aclamar con gritos de júbilo y victoria, también con el sonido prolongado del cuerno de carnero (shofar). “Bienaventurado el pueblo que sabe aclamarte; andará, oh Jehová, a la luz de tu rostro” (Salmo 89:15). 
  • Hishtajavei: Adoración en postración, con quietud, asombro y sumisión. “Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros” (Génesis 22:5). 
  • Guil: Danzar en círculos con gozo exuberante. “Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará [danzará] sobre ti con cánticos” (Sofonias 3:17).
Espero que este estudio y su perspectiva celestial sobre la grandeza (‘gadlut’) le haya sido de inspiración. Es necesario que adoremos a Dios con una mentalidad elevada y con plena conciencia. También podemos apreciar la grandeza que Dios nos ha otorgado a través del humilde sacrificio del Mesías. Ahora podemos alcanzar unos niveles espirituales como nunca antes. Esa grandeza no es para usarla como una medalla y enorgullecernos por ello, sino para que comprendamos y valoremos el eterno privilegio de poder unirnos con Dios en profunda e intensa adoración.

Este mensaje nos podrá ayudar a evaluar nuestra actitud cuando estamos ante la presencia de Dios. ¿Le adoramos de veras? ¿Estamos adorando de manera automática, en lo ‘katnut’, y hemos quizás perdido nuestro primer amor? ¿Necesitamos un despertar espiritual para que entremos a unos niveles de ‘gadlut’ en la adoración?

No tan sólo deseemos esa grandeza durante nuestros momentos de adoración. Procuremos vivir a esa altura, “a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:13).



15 septiembre 2011

ENCUENTRO CON EL VERDADERO JESUS


El nombre de Jesús ha alcanzado a todas partes del mundo. Actualmente tiene sobre un billón de seguidores. Si usted aún no cree en Jesús, por lo menos reconoce que Jesús es una de las personalidades más reconocidas de la historia. Recientemente, encontré un libro por el autor judío Michael Shapiro titulado The Jewish 100, a Ranking of the Most Influential Jews of All Time [Los 100 Judíos: Clasificación de los Judíos más Influyentes de Todos los Tiempos]. De manera casi predecible, Moisés ocupó el lugar número uno. Pero para mi sorpresa, el autor judío escogió a Jesús de Nazaret como el número dos. En otra ocasión, un alcalde israelí invitó al liderato de nuestro ministerio para cenar en su hogar, y él mismo abordó el tema de Jesús diciendo que estaba fascinado por ese hombre de tanta influencia.

Los cristianos esperamos con ansias la venida del Mesías. Recuerdo de niña haber cantado muchas canciones que expresaban el anhelo de ver a Jesús. En tiempos actuales, parece que el deseo de ver la venida del Señor y la era mesiánica va en aumento. Y no tan sólo los cristianos anhelamos que venga el Mesías. Frecuentemente escucho a amistades judías hablar de su anhelo por la llegada del Mesías. De hecho, la oración llamada Amidá (o Shemoná Esré) recitada tres veces al día incluye la petición para que venga el Mesías y establezca el trono de David. Maimónides, una de las figuras más destacadas en la filosofía judía medieval, delineó los 13 Principios de Fe, e incluyó una frase sobre la venida del Mesías: "Creo con perfecta fe en la llegada del Mesías; y aunque se tarde, aún espero diariamente que venga." Quizás usted ha escuchado la canción en hebreo: "Mashíaj, Mashíaj, Mashíaj." Esa es una rendición poderosa de las palabras de Maimónides declarando su fe en el Mesías. (Para escuchar la canción, puede ir al sitio de Internet http://www.youtube.com/watch?v=4MKtQ--ayDM&feature=related)

Los cristianos y los judíos no concurrimos respecto a la identidad del Mesías, tema que ha causado gran división entre ambos grupos a lo largo de nuestra historia extremadamente dolorosa. Se acredita al fallecido profesor judío David Flusser con el siguiente relato, aunque muchos eminentes líderes judíos también lo han usado cuando conversan con los cristianos: Flusser recomendó que cuando finalmente llegue el Mesías, debemos formar un comité entre cristianos y judíos, y entonces pedir una entrevista con Él. Como el Mesías será una persona muy ocupada, deberíamos preparar nuestras preguntas con antelación. Recomendó que la primera pregunta fuese: "Señor, ¿ha estado usted aquí anteriormente?"

Aunque ese es un tema muy interesante, no tengo la intención de referirme a ello en este Estudio de Israel. Sin embargo, deseo compartir con usted ciertos detalles sobre Jesús que he observado desde que llevo viviendo en Israel.

El Jesús "Cristiano"
Los discípulos y primeros seguidores de Jesús tenían una gran ventaja. Podían ver a Jesús cara a cara, comer con Él, caminar con Él, y asistir a Sus conferencias. Es cierto que hoy día tenemos el relato escrito de las cosas que hizo, pero no tenemos la ventaja de estar a Su lado. Tampoco tenemos videos en YouTube sobre eventos de Su ministerio, ni fotos digitales. Si usted es como yo, se crió con algunos dibujos o pinturas ilustrando la forma en que se lo imaginaban ciertos artistas cristianos. La mayoría lo concebían como un fino europeo, aunque he visto algunos dibujos de Jesús en México con un verdadero aspecto mexicano. Uno de nuestros voluntarios japoneses trajo hace unos años un dibujo del bebé Jesús con aspecto japonés. Ya que no tenemos fotos de Jesús, Su apariencia física ha sido dictaminada por nuestra cultura e imaginación.

También tendemos a pensar en Jesús como un buen cristiano. Se nos olvida que fue un hombre judío que vivió durante el primer siglo, y que nunca puso un pie en la iglesia. (Claro está, no existieron iglesias hasta mucho después.) Nunca fue definido como un cristiano. Piénselo por un momento. La palabra "cristiano" denota a alguien "como Cristo." El término griego "el Cristo" significa "el Ungido," traducción del término hebreo "ha Mashíaj," o el Mesías. Siendo el Cristo, no fue simplemente cualquier "ungido," sino "El Ungido." Tenía un nombre propio judío: Yeshúa. (Si nos referimos a Jesús como Yeshúa, podemos recordar que era judío. Por lo tanto, me referiré a Él en el resto de este estudio según Su nombre hebreo.)

¿Qué conocemos acerca de Su apariencia física? Por un lado, creo que Yeshúa era fuerte y muscular. Caminaba desde un extremo de la tierra al otro. Trabajaba con José, Su padrastro, en un oficio sin herramientas eléctricas. Él no era un tímido debilucho, sino un hombre "hecho y derecho." Creo que tenía aspecto de persona del Medio Oriente. No se sobresalía físicamente de los demás. Cuando Judas lo fue a entregar, tuvo que identificarlo con un beso para que lo pudiesen arrestar. La Biblia no nos da una descripción física, así que cualquier imagen es mera especulación. Por lo tanto, cuando Yeshúa venga, quizás no lo reconozcamos por Su apariencia, especialmente si no lo concebimos como judío. Sin embargo, hay mucha información en el Testamento Más Nuevo que ilustra Su identidad como judío.

Su Familia Guardaba la Torá
Yeshúa y Su familia guardaban cuidadosamente las leyes de Moisés en la Torá (Génesis a Deuteronomio). Busquemos algunos ejemplos entre los eventos luego de Su nacimiento, según narrados en el libro de Lucas.

Circuncisión: Cuando Yeshúa cumplió ocho días de nacido, fue circuncidado. "Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al Niño, Le pusieron por nombre Jesús" (Lucas 2:21). Todavía hoy día, como en tiempos bíblicos, los varones judíos se circuncidan al octavo día, y en esa ocasión anuncian su nombre.

Purificación de la Madre: Levítico 12:1-8 describe las leyes de purificación luego de que una mujer da a luz un hijo: "Cuando una mujer dé a luz y tenga varón, quedará impura por siete días; como en los días de su menstruación, será impura. Al octavo día la carne del prepucio del niño será circuncidada. Y ella permanecerá en la sangre de su purificación por treinta y tres días…" (Lev. 12:2-4). Lucas nos narra que, "Al cumplirse los días para la purificación de ellos, según la ley de Moisés, Lo trajeron a Jerusalén para presentar al Niño al Señor" (Luc. 2:22).

Sacrificio: La madre de Yeshúa llevó un par de tórtolas al Templo para sacrificar, según ordenado en Levítico 12:8: "Pero si no le alcanzan los recursos para ofrecer un cordero, entonces tomará dos tórtolas o dos pichones, uno para el holocausto y el otro para la ofrenda por el pecado; y el sacerdote hará expiación por ella, y quedará limpia." El hecho de que llevara las aves en vez de un cordero es indicación de que la familia no era muy adinerada.

Reconocimiento de un hombre piadoso: Lucas continúa su narrativa diciendo que Simeón, un hombre justo y piadoso, dio gracias a Dios luego de haber sostenido al bebé. "Ahora, Señor, permite que Tu siervo se vaya en paz, conforme a Tu palabra; porque mis ojos han visto Tu salvación la cual has preparado en presencia de todos los pueblos; luz de revelacion a los gentiles, y gloria de Tu pueblo Israel" (2:29-30).

Un hombre piadoso en hebreo se distingue como un tzádik. Es muy difícil imaginar que un hombre judío tan devoto hubiese hecho esa oración si la familia de Yeshúa no fuese fiel a los mandamientos de Dios. El pasaje confirma que José y María cabalmente cumplían con las Escrituras por medio de sus actos. Lucas enfatiza eso más adelante con el texto: "Habiendo ellos cumplido con todo conforme a la Ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret" (2:39).

Participación en las Fiestas: Las Escrituras no nos añaden más información sobre la niñez de Yeshúa, excepto sólo un incidente cuando cumplió doce años de edad. Lucas narra la historia nuevamente: "Los padres de Jesús acostumbraban ir a Jerusalén todos los años a la fiesta de la Pascua. Y cuando El cumplió doce años, subieron allá conforme a la costumbre de la fiesta." (2:41-42).

Su familia cumplía con los mandamientos de participar en las fiestas, según descrito en el libro de Éxodo: "Tres veces al año me celebrarán fiesta. Guardarás la Fiesta de los Panes sin Levadura [Pésaj o Pascua]..., la fiesta de la siega de los primeros frutos de tus labores [Shavuot o Pentecostés]... y la fiesta de la cosecha al fin del año [Sucot o Fiesta de los Tabernáculos]" (Éx. 23:14-17, también Deut. 16:16).

Usted probablemente ya conoce esa historia del joven Yeshúa (Luc. 2:41-49). Se quedó atrás en Jerusalén cuando Sus padres comenzaron su viaje de regreso a Galilea. Luego de un día de camino, se dieron cuenta que no estaba entre el grupo, y regresaron a Jerusalén para buscarlo. Luego de tres días, lo encontraron en el Templo rodeado de maestros de la Ley quienes estaban asombrados por Su entendimiento y Sus respuestas. En tiempos del Segundo Templo, no era probable que los sabios del Templo discutiesen la Tanaj (Génesis a Malaquías) con alguien que no viniese de una familia judía religiosa.

Linaje: Yeshúa y Su familia pertenecían a la tribu de Judá, descendientes del Rey David. Ambos evangelistas Mateo y Lucas describen el linaje de Yeshúa, reconociendo la importancia que le prestaban los judíos a la genealogía. De esa manera, se evidencia la nacionalidad judía y la identidad tribal, dato importante para su participación como sacerdote o levita, e incluso como el Mesías.

Respetaba la Ley y los Profetas
Hay gran cantidad de información que demuestra que Yeshúa respetaba y guardaba la Ley. Sus propias palabras lo confirman: "No piensen que he venido para poner fin a la Ley o a los Profetas; no he venido para poner fin, sino para cumplir [lo que significa extender, expandir o completar, no poner fin]. Porque en verdad les digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la Ley hasta que toda se cumpla. Cualquiera, pues, que anule uno solo de estos mandamientos, aun de los más pequeños, y así lo enseñe a otros, será llamado muy pequeño en el reino de los cielos; pero cualquiera que los guarde y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos" (Mat. 5:17-19).

Cuando un escriba le preguntó cuál era el principal mandamiento, Yeshúa le dijo: "El más importante es: 'Escucha, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es; y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con toda tu fuerza" (Marcos 12:29-30). Yeshúa citaba lo que estaba escrito en Deuteronomio 6:4-5. Ese pasaje, llamado el Shemá (que significa "escuchar"), es todavía el pasaje más repetido y reconocido entre las oraciones judías.

Yeshúa hizo referencia a 24 de los libros de la Tanaj, y 10 libros más fueron citados en otras partes del Más Nuevo Testamento. Es importante recordar que cuando leemos la palabra "Escrituras" en el Más Nuevo Testamento, se refiere a la Tanaj, porque los libros de las Escrituras Cristianas no habían sido canonizados hasta llegado el año 325 d.C. Yeshúa a menudo decía: "Como está escrito..." o "¿No han escuchado decir...?" justo antes de repetir algún texto de las Escrituras. En total, hay más de 1,600 textos de la Tanaj citados en el Más Nuevo Testamento.

El rabino ortodoxo Harvey Falk, autor del libro Jesus the Pharisee [Jesús el Fariseo], dijo: "Jesús de Nazaret...nunca deseó ver que sus compañeros judíos cambiaran una iota de su fe tradicional. Él mismo permaneció como judío ortodoxo hasta el día de su muerte." Eugene Fisher, un estudioso Católico Romano, concurrió en su libro Faith without Prejudice [Fe sin Prejuicio] que Jesús "se consideró a sí mismo como un judío fiel. Se crió para guardar la Ley judía, la Torá... Cuando hablaba, hablaba a sus compañeros judíos, y poseía el mismo conocimiento y amor hacia las Escrituras Hebreas."

Flusser, experto en historia del período del Segundo Templo, dijo: "Los evangelios sinópticos, si son leídos con ojos de su propio tiempo, todavía ilustran un cuadro de Jesús como un fiel y obediente judío de la Ley. Pocas personas parecen reconocer que en los evangelios sinópticos, Jesús nunca tuvo conflicto con la práctica legal del momento, con la única excepción de haber arrancado unos granos de trigo, frotándolos con las manos..." Flusser pensaba que, aún en esa instancia, Yeshúa no quebrantó la Ley. Por el contrario, sugiere que eso se debe a una simple limitación en la traducción. Según Flusser, el concepto de arrancar el grano no estaba en el texto original, y que frotar el grano con las manos era una tradición galilea aceptable. El rabino Yehuda, galileo contemporáneo de Yeshúa, dijo que era permisible frotar el grano entre las manos en el shabat (sábado).

Guardaba el Shabat
Durante el primer siglo, era muy importante que cada judío guardara el shabat. De hecho, era considerado como un deber primordial. Aunque había varios grupos dentro del judaísmo en tiempos de Yeshúa, todos recalcaban que guardar el shabat era extremadamente importante. Repetidamente, leemos en las Escrituras que Yeshúa asistía a la sinagoga en el shabat:

"Jesús llegó a Nazaret, donde había sido criado, y según Su costumbre, entró en la sinagoga el día de reposo, y se levantó a leer" (Lucas 4:16).

"Jesús descendió a Capernaúm, ciudad de Galilea, y les enseñaba en los días de reposo. Todos se admiraban de Su enseñanza porque Su mensaje era con autoridad" (Lucas 4:31-32).

"Pasando de allí, entró en la sinagoga de ellos" (Mateo 12:9).

"Entraron en Capernaúm; y enseguida, en el día de reposo, Jesús entró en la sinagoga y comenzó a enseñar" (Marcos 1:21).

"Y en otro día de reposo entró en la sinagoga y enseñaba…" (Lucas 6:6).

"Jesús estaba enseñando en una de las sinagogas un día de reposo" (Lucas 13:10).

Es obvio que esa era una práctica regular de Yeshúa y Sus discípulos. Cuán difícil se le haría a Sus discípulos cuando les advirtió que más adelante enfrentarían persecución y serían echados de las sinagogas (Juan 16:2).

En su libro They Loved the Torah [Ellos Amaban la Torá], el Dr. David Friedman responde a la pregunta de que si Yeshúa realmente guardaba el shabat o no. Él asevera que muchos reconocidos eruditos están divididos sobre este asunto. Klausner, Montefiore, Abrahams y Cohen alegan que Yeshúa violaba el sábado, mientras que Jacobs y Schonfeld aseveran que no quebrantó ninguna norma escrituraria del shabat. Kohler, Flusser, Lapide y Vermes opinan que jamás violó un mandamiento escriturario del shabat, ni tuvo disputas serias con la secta farisea al respecto. Las discusiones en torno al shabat en las Escrituras pueden entenderse como argumentos entre dos escuelas del fariseísmo en el primer siglo: la escuela de Hillel y la de Shammai, ambos rabinos fariseos.

Friedman continúa diciendo que uno de los eruditos más influyentes sobre el período del Segundo Templo, Shmuel Safrai, notó que Yeshúa guardaba el shabat según toda la halajá (ley judía) de Su tiempo. "Lo hizo 100 por ciento según la ley." Safrai también recalcó que la lucha verbal entre los rabinos era una práctica común y aceptada. Eso se practicaba aún más entre las autoridades religiosas de Galilea y Judea. La región de Galilea, donde Yeshúa se crió y se educó, era realmente más devota al estudio y la práctica de la Torá que muchos en la región de Judá.

Una lectura por sencilla que sea de las Escrituras Cristianas evidencian que Yeshúa definitivamente guardaba el shabat. Luego de hacer un más profundo estudio al respecto, he podido ver cómo Él también participaba en las discusiones sobre cómo se debería guardar el shabat. Recuerde usted que Yeshúa era respetado por el pueblo común, y probablemente no respetarían a un rabino que no guardase la Ley de Dios.

Celebraba las Fiestas
Varias veces en el Más Nuevo Testamento encontramos referencias a las fiestas. Leemos que Yeshúa guardó la Pascua (Pésaj) en Marcos 14:12-25, la Fiesta de los Tabernáculos (Sucot) en Juan 7, y la Fiesta de Dedicación (Jánuca) en Juan 10:22-23: "En esos días se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno, y Jesús andaba por el templo, en el pórtico de Salomón." Las notas al calce en mi Biblia de Estudio Nelson dicen lo siguiente sobre ese verso 22: "La Fiesta de Dedicación se celebraba por ocho días en diciembre. En 167 a.C., Antíoco Epífanes profanó el Templo en Jerusalén, según profetizado en Daniel 11:31. Los macabeos restauraron y purificaron el Templo. En conmemoración de la restauración, se instituyó la Fiesta de Dedicación. Actualmente se conoce como la Fiesta de las Luces o Jánuca." El hecho de que Yeshúa celebrara Jánuca, que no es una de las fiestas ordenadas en la Tanaj, demuestra el grado al que estaba inmerso en la cultura de Su día.

Amaba a Israel
Yeshúa era judío y, según el texto bíblico, tenía fuerte identificación con Su pueblo. Vino a las ovejas perdidas de la casa de Israel (Mat. 15:24); sanó a un gentil sólo porque se lo rogó (Mat. 15:21-28); dijo: "La salvación viene de los judíos" (Juan 4:22); y se maravilló de la fe de un soldado romano: "En Israel no he hallado en nadie una fe tan grande" (Mat. 8:10). Su ministerio terrenal estaba centrado en la Tierra de Israel, donde nació, murió y resucitó. Regresará otra vez y, según la Biblia, Sus pies se posarán sobre el Monte de los Olivos (Zac. 14:4), el que todavía pertenece a la Tierra de Israel.

¿Qué Significa Eso para Mí?
Trágicamente, muchos de los primeros padres de la Iglesia deliberadamente distanciaron a los cristianos y Yeshúa de Su familia, cultura y prácticas religiosas judías. Debido a eso, cientos de años más tarde, celebramos fiestas que no son bíblicas e ignoramos las llamadas "fiestas del Señor" celebradas por Yeshúa. Cuán triste es que los verdaderos creyentes fuesen robados de su fundamento y herencia. El estudiar el carácter judío de la Biblia ha abierto mis ojos para ver los grandes tesoros que no comprendía anteriormente. La experta en Nuevo Testamento Amy-Jill Levine dice: "Si uno malinterpreta el contexto [judío], malinterpretará a Jesús." Creo que ella tiene razón.

El Dr. LaSalle Vaughn, en su libro The Next Great Move of God [El Próximo Gran Acto de Dios], nos recuerda que "Dios ama al pueblo del pacto, los judíos, y no se ha olvidado de ellos. Sin importar de dónde hayan venido nuestros padres, sería sabio recordar que, si somos parte del pacto de Dios por medio de Jesucristo [Yeshúa Ha Mashíaj], nuestras raíces espirituales están atadas a Su pueblo del pacto, los israelitas."

Como cristianos, aguardamos con ansias la venida de nuestro precioso Mesías, Yeshúa. En este estudio, hemos aprendido que esperamos a un Mesías judío, fuerte y varonil, quien guardaba la Torá, celebraba las fiestas, asistía a la sinagoga y amaba a Israel. Mi pregunta es la siguiente: ¿Reconocerá usted a Yeshúa cuando venga? Si está esperando a un fino y rubio europeo, temo que será decepcionado. ¡Yo espero a un Mesías judío!

13 septiembre 2011

LO QUE EL MUNDO NECESITA: SORPRENDENTEMENTE, ES ISRAEL


Mientras el mundo fija su atención sobre ese pequeño pedazo de tierra que es Israel, nadie puede negar las increíbles tensiones que actualmente van acrecentando allí. ¿Será posible que Dios quiera usar las tensiones en Israel como faro de luz para alumbrar a nuestra generación post-moderna sobre el cumplimiento de versos bíblicos, como Génesis 28:14? - “También tu descendencia será como el polvo de la tierra, y te extenderás hacia el occidente y hacia el oriente, hacia el norte y hacia el sur; y en ti y en tu simiente serán bendecidas todas las familias de la tierra.”

Lo que sucede hoy día en Israel tiene como propósito bendecir a las naciones del mundo por medio de los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob. Permítame describir el trasfondo, y luego discutiremos esta idea.

Aunque el cristianismo es la religión más grande del mundo, con sobre 2.1 billones de profesados practicantes, y la de más rápido crecimiento mundial, las estadísticas del cristianismo en Europa y América del Norte son deprimentes. El cristianismo en el Occidente parece estar desvaneciendo. Muchas enormes catedrales en Europa yacen vacías. El Dr. Todd M. Johnson, director del Centro para Estudios de Cristianismo Global en el Seminario Teológico Gordon-Conwell, comentó lo siguiente: “Mientras que en 1900, sobre el 80% de todos los cristianos vivían en Europa y Norte América, para 2005 esa proporción bajó a menos de 40%, y probablemente siga menguando a menos del 30% antes del año 2050.” Un artículo reciente en USA Today incluyó la siguiente cita del Papa Juan Pablo II: “Europa Occidental, la cuna del cristianismo moderno, se ha convertido en una ‘sociedad post-cristiana’ donde la clase gobernante y los líderes culturales son anti-religiosos o ‘cristofóbicos.’” Según los estimados europeos de 2005, solamente el 4.2% de los europeos se identifican como “nacidos de nuevo,” o cristianos personalmente comprometidos con su fe.

La situación en Norte América es un poco mejor, pero aún preocupante. Según una encuesta social en Canadá en el año 2001 (General Social Survey), la participación en servicios religiosos ha disminuido dramáticamente en todo el país durante los pasados 15 años. Solamente un quinta parte (20%) de los individuos mayores de 15 años asistió a un servicio religioso semanal en 2001, comparado con el 28% durante 1986. En 2001, 4 de cada 10 adultos (43%) informaron no haber asistido a servicios religiosos durante los pasados 12 meses previos a la encuesta, comparado con el 26% en 1986.

Más aún, una encuesta de identificación religiosa en Estados Unidos (American Religious Identification Survey), realizada por el Centro Graduado en la Universidad de la Ciudad de Nueva York (City University of New York) publicó los datos a continuación: “La proporción de la población [estadounidense] que puede clasificarse como cristiana ha disminuido desde un 86% en 1990 a un 77% en 2001. Más precisamente, el 76.5% (159 millones) de americanos se identifican como cristianos.” Esa es una significante reducción desde 86.2% en 1990. La identificación con el cristianismo ha sufrido una pérdida de 9.7% en 11 años, a un ritmo de 0.9% cada año. Esa disminución es idéntica a la observada en Canadá entre 1981 y 2002. Es posible que los no-cristianos sobrepasen a los cristianos en Estados Unidos para el año 2042.

Aumento en “Espiritualidad”

A pesar de un decaimiento en el cristianismo, el énfasis general en la “espiritualidad” no ha declinado en el Occidente. De hecho, se argumenta que ha aumentado. Lo que pasa es que hay un incremento en religiones orientales, nueva era, cientología e islam, para nombrar algunos.

En la primera parte del maravilloso libro por el Dr. Víctor Frankl, Man’s Search for Meaning (El Hombre en Busca de Significado), el autor detalla sus observaciones y reflexiones durante cinco años de encarcelamiento en Auschwitz y otros campamentos de concentración. El Dr. Frankl concluye que la persona, para poder sobrevivir, necesita que un propósito lo proyecte más allá de su condición momentánea. El propósito no tiene que ser noble, espiritual ni altruista, pero debe proveerle algo en qué fijar su atención de modo que trascienda sus circunstancias inmediatas. Yo supongo que el crecimiento en la espiritualidad, combinado con la disminución en el cristianismo occidental, podría indicar que el Dr. Frankl está en lo correcto: la gente está buscando un significado a la vida. La disminución en el cristianismo occidental también podría indicar que la gente percibe a la Iglesia como carente de relevancia moderna. Sin embargo, África y Asia están viendo una explosión en el cristianismo. ¿El mensaje es diferente? ¿O será que las premisas fundamentales olvidadas por el Occidente aún permanecen válidas para el Oriente, de esa manera fortaleciendo el cristianismo? Esas premisas sociales olvidadas por el Occidente, y la manera de revivirlas en una sociedad post-moderna, es el tema de este estudio.

Precondiciones para la Fe

Varios autores cristianos han intentado identificar las precondiciones para la fe cristiana. Dos de los autores que más me han impactado en esa área son el Dr. Don Bierle, en su libro Surprised by Faith (Sorprendido por la Fe), y Linda Ríos Brook, en su libro Jesus for Adults (Jesús para Adultos).  Ambos tomos recalcan las primeras dos condiciones claves que deben ser reestablecidas antes de que el Occidente del siglo 21 pueda percibir el cristianismo como una respuesta eficaz para su búsqueda de significado. Como algunos de nuestros lectores son judíos, quisiera compartir otro pensamiento. Creo que esos factores podrían ser precondiciones para también adoptar el judaísmo ortodoxo. Como soy cristiano, continuaré usando el cristianismo como base para este artículo, pero agradecería cualquier comentario o reacción por parte de mis lectores judíos.

Las dos condiciones básicas que debemos poseer como individuos, según expresado en los escritos de Bierle y Brook, son: (1) la realización de que existe una fuerza superior externa a nosotros, y (2) la realización de que existe un mal en nosotros que debemos procurar cambiar.

Miremos primero cada una de las anteriores, y luego exploraremos la tercera precondición con mayor detalle. Primero, veamos la premisa de que existe una fuerza superior externa a nosotros. A través de la historia, todas las religiones y filosofías asumían que existe una fuerza más allá del ámbito físico, típicamente definida como Dios o varios dioses. Eso incluye a los antiguos habitantes de Mesopotamia, la antigua Grecia, los nórdicos, los aztecas, los mayas y los de las islas del Pacífico. Los antiguos sistemas religiosos enseñaban que el mundo fue creado por Dios o los dioses. Platón, Aristóteles y otros antiguos filósofos todos asumían que había un dios o una fuerza superior externa a ellos, y toda discusión espiritual dentro de cada sociedad se basaba en esa premisa.

Sin embargo, en 1859, dicho fundamento comenzó a disolverse en el Occidente. En ese año, Charles Darwin publicó Sobre el Origen de las Especies y, por primera vez, los científicos comenzaron a enseñar que no existe un creador ni una fuerza necesaria externa a nosotros. Como sucede con la mayoría de los conceptos innovadores, tomó muchos años para que la idea de evolución sin creación alcanzara aceptación pública. En 1925, la corte de Tennessee, Estados Unidos permitió que se enseñara la teoría de la evolución en la escuela pública cuando se ganó el famoso caso de Scopes. Ya para la década de 1950, la evolución se enseñaba en todas partes. Actualmente, la vasta mayoría de la sociedad occidental asume que la evolución sin creación es un hecho científico, incluyendo muchos en la Iglesia. Irónicamente, la ciencia ha comenzado a “descubrir” que no puede haber evolución sin algún tipo de creación. En los círculos científicos, eso se conoce como “diseño inteligente,” y muchos científicos seculares y religiosos están ahora defendiendo esa perspectiva. Sin embargo, Dios, en Su infinita sabiduría, nos ha dado una herramienta con la cual debatir ese tema en la sociedad post-moderna. Esa herramienta es la Biblia, y la tesis del debate comienza con el libro de Génesis.

La segunda precondición para la fe es aceptar que existe un mal en nosotros que debemos procurar cambiar. Nuevamente, todas las religiones antiguas, incluyendo las más paganas, asumían que había algo inherentemente malo en la condición humana, y que un acercamiento a los dioses podría proveer la oportunidad para mejorarla. A menudo, la lucha diaria que se produce al intentar satisfacer nuestras necesidades básicas de alimento, albergue y seguridad provee irrefutable evidencia de que tenemos un problema interno, pero la respuesta está fuera de nuestros propios recursos limitados. Casi por definición, los ancestros consideraban que la religión era la solución a esos problemas. Reconocían que el problema no era puramente físico, sino que alcanzaba el centro mismo del hombre. Los individuos y los grupos eran incapaces de manejar su conducta para portarse de manera generalmente reconocida como “buena.” Aún cuando se sentían satisfechos con su conducta, reconocían que no estaban exentos de ser afectados por los actos “malvados” de otros.

Por lo tanto, el hombre se esforzaba por lograr que el Divino Creador interviniese en su vida y circunstancias para solucionar problemas que no podía solucionar por cuenta propia. Según el judaísmo y el cristianismo, esos problemas son a consecuencia del pecado. Al mismo tiempo en que Darwin comenzó a borrar el concepto del Creador Supremo, la filosofía hizo lo mismo con el concepto del pecado. En 1872, Friedrich Nietzsche, hijo de un pastor luterano, publicó su primer libro The Birth of Tragedy (El Nacimiento de la Tragedia). Allí, Nietzsche introdujo la idea de que el hombre es responsable por sí mismo, y que no existe un Dios en lo absoluto. La frase que repitieron sus seguidores es: “Dios está muerto,” y el movimiento llegó a conocerse como existencialismo. Al igual que el concepto de la evolución, el existencialismo comenzó a tener aceptación pública durante la década de 1950 luego de los horrores de la Segunda Guerra Mundial, junto con las enseñanzas de los filósofos franceses Jean-Paul Sartre y Albert Camus.

Dichos cambios al paradigma filosófico de la humanidad, combinado con la prosperidad luego de la guerra, han consolidado la creencia de que el hombre es básicamente bueno. Las fuerzas que moldean la cultura, como los libros, la música y las películas, nos han hecho perder el sentido básico de que debemos cambiar nuestra conducta. Por otro lado, las sociedades occidentales han alcanzado tanta comodidad y prosperidad que han adoptado la idea de que si algo se siente bien, está bien hacerlo. A nadie le interesa hablar acerca de un Creador que puede cambiar a uno si se siente bien sobre sí mismo y no quiere cambiar. Las personas han sido engañadas a pensar que tienen el derecho de hacer lo que les plazca, y carecen de medidas morales externas. Sin embargo, la Biblia es la mejor medida normativa para hacer ese contraste. La gran mayoría del texto antiguo testamentario, o Tanaj, está repleto de historias sobre personas quienes siguieron la voluntad de su propio corazón, en contraste con la voluntad de Dios, su Creador.

Finalmente, yo propongo una tercera premisa como precondición para la fe cristiana. Primero, tengo que reconocer que existe un Creador, o Ser más inteligente y poderoso externo a mí. En segundo lugar, tengo que admitir que hay algo inherentemente malo conmigo que requiere cambio. En tercer lugar, necesito creer que esa fuerza creadora puede intervenir, y ciertamente intervendrá, en mi vida y la de los demás para lograr ese cambio. En el pasado, cuando la cultura occidental era mayormente cristiana, abundaban múltiples ejemplos de la intervención de Dios en nuestros familiares y conocidos. El dudar que Dios interviniese en beneficio de Su pueblo era lo menos común, contrario a la costumbre actual. Como la norma actual es que cualquier verdad es tan válida como la mía, sólo podemos hacer comparación de las experiencias y creencias individuales.

Israel, un Poderoso Ejemplo

Por las anteriores razones, opino que el Señor nos ha dado a Israel como ejemplo histórico de Su intervención, aún aplicable a esta moderna generación. Y más importante aún, los periódicos todavía evidencian el cumplimiento de Sus promesas bíblicas. Las acciones de Dios en el moderno Israel evidencian que Dios puede intervenir, y ciertamente intervendrá, para hacer cumplir Sus promesas. Cuando comprendemos y enseñamos sobre el cumplimiento moderno de la profecía bíblica, podemos penetrar las barreras de la evolución, el existencialismo y el ateísmo. Podemos declarar: “Dios está vivo, y hace cosas poderosas hoy día. Si lo puede hacer con Israel, ¡lo puede hacer también conmigo!”

Ahora, veamos algunos pasajes bíblicos que podemos utilizar para hablar acerca de la intervención de Dios en la historia moderna de Israel. “Y he aquí, el SEÑOR estaba sobre ella [la escalera que llegaba al cielo], y dijo: Yo soy el SEÑOR, el Dios de tu padre Abraham y el Dios de Isaac. La tierra en la que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia. También tu descendencia será como el polvo de la tierra, y te extenderás hacia el occidente y hacia el oriente, hacia el norte y hacia el sur; y en ti y en tu simiente serán bendecidas todas las familias de la tierra. He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que vayas y te haré volver a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he prometido” (Gén. 28:13-15).

En esos versos, Dios repite a Jacob la promesa que hizo anteriormente a Abraham e Isaac (Génesis 15 y 26), de que daría la tierra de Canaán a sus descendientes. Esos descendientes son el pueblo judío. Nunca antes en la historia, un pueblo exiliado ha regresado luego de 2,000 años de dispersión. Pero eso es precisamente lo que es el moderno Israel.

En Isaías leemos: “Entonces acontecerá en aquel día que el Señor ha de recobrar de nuevo con su mano, por segunda vez, al remanente de su pueblo que haya quedado de Asiria, de Egipto, de Patros, de Cus, de Elam, de Sinar, de Hamat y de las islas del mar. Alzará un estandarte ante las naciones, reunirá a los desterrados de Israel, y juntará a los dispersos de Judá de los cuatro confines de la tierra” (Is. 11:11-12). Eso se evidencia a medida que el remanente de Su pueblo regresa literalmente desde los cuatro confines de la tierra.

En Jeremías leemos: “He aquí, vienen días--declara el SEÑOR-- en que haré con la casa de Israel y con la casa de Judá un nuevo pacto, no como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto, mi pacto que ellos rompieron, aunque fui un esposo para ellos--declara el SEÑOR; porque este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días--declara el SEÑOR--. Pondré mi ley dentro de ellos, y sobre sus corazones la escribiré; y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Y no tendrán que enseñar más cada uno a su prójimo y cada cual a su hermano, diciendo: "Conoce al SEÑOR", porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande--declara el SEÑOR-- pues perdonaré su maldad, y no recordaré más su pecado. Así dice el SEÑOR, el que da el sol para luz del día, y las leyes de la luna y de las estrellas para luz de la noche, el que agita el mar para que bramen sus olas; el SEÑOR de los ejércitos es su nombre: Si se apartan estas leyes de mi presencia--declara el SEÑOR-- también la descendencia de Israel dejará de ser nación en mi presencia para siempre. Así dice el SEÑOR: Si los cielos arriba pueden medirse, y explorarse abajo los cimientos de la tierra, también yo desecharé toda la descendencia de Israel por todo lo que hicieron--declara el SEÑOR” (Jer. 31:31-37).

En ese verso, leemos sobre las inquebrantables promesas que Dios hizo a Israel, y en los titulares de los periódicos vemos el inicio de ese cumplimiento. Cada día, podemos comparar las noticias con la Biblia. Tristemente, no toda la profecía se refiere a eventos muy felices. Ezequiel escribió:

“Y vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo: Hijo de hombre, pon tu rostro hacia Gog, de la tierra de Magog, príncipe de Ros, Mesec y Tubal, y profetiza contra él, y di: Así dice el Señor DIOS: 'He aquí estoy contra ti, oh Gog, príncipe de Ros, Mesec y Tubal. 'Te haré dar vuelta, pondré garfios en tus quijadas y te sacaré con todo tu ejército, caballos y jinetes, todos ellos bien equipados; una gran compañía con pavés y escudo, todos ellos empuñando espada; Persia, Etiopía y Fut [Libia] con ellos, todos con escudo y yelmo; Gomer con todas sus tropas, Bet-togarmá, de las partes remotas del norte, con todas sus tropas; muchos pueblos están contigo’” (Ezeq. 38:1-6).

Esos, y los próximos versos en Ezequiel 38, hablan acerca de una gran guerra que se desarrollará en el Medio Oriente entre Israel y una alianza de naciones, como partes de la anterior Unión Soviética (Magog y Mesec) e Irán (la antigua Persia). En los diarios, leemos acerca de alianzas que se van formando entre Rusia, Belarus e Irán. ¿Podría esa unión ser precursora de la alianza que luchará en la Guerra de Gog y Magog? Como mínimo, ahora es el momento para alcanzar a nuestros familiares y amigos con la relevancia de la Biblia en los momentos actuales.

No obstante, podemos mirar hacia el futuro con seguridad y esperanza. Los cristianos podemos aprender mucho acerca de los 39 libros de las Escrituras que compartimos con los judíos. Miro con esperanza el cumplimiento de Zacarías 8:20-23: “Así dice el SEÑOR de los ejércitos: Y será que aun vendrán pueblos y habitantes de muchas ciudades; y los habitantes de una irán a otra, diciendo: 'Vamos sin demora a implorar el favor del SEÑOR, y a buscar al SEÑOR de los ejércitos. Yo también iré.' Y vendrán muchos pueblos y naciones poderosas a buscar al SEÑOR de los ejércitos en Jerusalén y a implorar el favor del SEÑOR. Así dice el SEÑOR de los ejércitos: En aquellos días diez hombres de todas las lenguas de las naciones asirán el vestido de un judío, diciendo: 'Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros'" (Zac. 8:20-23).

Quizás estamos viendo un pequeño anticipo de esa profecía, a medida que miles de cristianos viajan cada año a Jerusalén y regresan a su tierra con una mayor comprensión de la Biblia, del Dios de Abraham, Isaac y Jacob, y de la familia natural de Yeshúa (Jesús) de Nazaret, a quienes los cristianos llamamos Señor y Salvador.

Por Jim Solberg,

HEREJIAS, HERIDAS Y HOLOCAUSTO

Cuando un cristiano se relaciona más con Israel, el pueblo judío y las raíces hebraicas de nuestra fe, descubrimos que existe un fantasma oscuro en nuestro pasado cristiano: un legado de odio hacia el pueblo judío manifestado por siglos de discrimen, persecución, exilio y muerte, incluyendo eventos horrorosos tales como las Cruzadas, la Inquisición, los Pogromos y el Holocausto.

¿Se ha preguntado alguna vez cómo hubiese sido si la Iglesia se hubiese mantenido conectada a sus raíces judías? ¿Qué cosas pudiesen haber sido evitadas? Este es un asunto de estudio muy interesante, y será el tema del presente escrito.

De entrada, quisiera aclarar algunas cosas. Primeramente, es probable que un judío religioso moderno no esté de acuerdo con lo que voy a decir, pero quisiera citar algo que el Dr. Marvin Wilson acostumbra decir, lo cual me gusta mucho. Dice que en el primer siglo de la Era Común, o la Era Cristiana, nacieron dos religiones: el cristianismo y el judaísmo moderno. La razón por la cual el Dr. Wilson dice así es porque el judaísmo durante tiempos de Yeshúa (o Jesús), cuando todavía existía el Templo, era muy diferente al judaísmo de hoy día. El judaísmo durante los tiempos de Jesús y del Templo tenía elementos muy distintos. En el Nuevo Testamento, leemos acerca de los saduceos, los fariseos y los esenios. Actualmente, no existen saduceos ni esenios. También leemos acerca del Templo, de los sacerdotes y su particular perspectiva. Hoy día, ya no existe el Templo ni un grupo sacerdotal que haga sacrificios, enseñe, ni dirija al pueblo judío. Por lo tanto, el judaísmo hace 2,000 años era muy diferente al judaísmo moderno. Aunque pueda percibir un lejano parecido al judaísmo moderno en lo que voy a discutir a continuación, es posible que algunos lectores judíos no concuerden con mis conclusiones.

Segundo, cuando describo maneras en que la Iglesia pudo haber evitado algunos errores si se hubiese mantenido más conectada a sus raíces judías, es importante que se entienda que tampoco implico que todo hubiese sido perfecto. De hecho, lo que en realidad estoy diciendo también lo dijo Pablo en 1 Corintios 1:22-25: "Porque en verdad los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, piedra de tropiezo para los judíos, y necedad para los gentiles; mas para los llamados, tanto judíos como griegos, Cristo es poder de Dios y sabiduría de Dios. Porque la necedad de Dios es más sabia que los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que los hombres."

Permítame proponer una manera diferente de interpretar este verso a la que se acostumbra hacer. Una parte de lo que nos dice el texto anterior es que la forma de pensar hebraica o judía no es como el pensamiento griego (y también occidental). Los dos son muy diferentes. La premisa en que se basa el presente estudio es que podríamos comprender mejor y refinar aún más nuestra fe si elimináramos la tensión entre el pensamiento griego y el hebreo, y ubicáramos por encima de éstos la Palabra de Dios. No creo que sea un accidente que la Palabra de Dios nos haya llegado en ambos idiomas. Creo que podríamos caer en un error si amáramos tanto nuestras raíces judías al extremo de que lleguemos a pensar que "si todos fuésemos judíos, y si estuviésemos practicando los ritos judíos, todo sería maravilloso," o "el idioma griego no es tan bueno como el hebreo," olvidando que se halla una profunda verdad en la tensión y el balance entre el idioma y la manera de pensar hebrea y griega.
 
Más adelante, discutiré brevemente la tensión que existe en mantener un balance entre ambos. Sin embargo, dado que la Iglesia históricamente se ha abanderizado más hacia la forma de pensamiento griego, la mayor parte de lo que voy a ilustrar tiene que ver con problemas que pudimos haber evitado si la Iglesia hubiese mantenido un poco más su forma de pensamiento hebreo.

Una Parábola
Deseo comenzar ofreciéndole un ejemplo que ilustre lo que quiero expresar. Le voy a compartir una historia, o realmente, una parábola.
Había una vez, mucho tiempo atrás, dos hermanos. El primer hermano era mucho mayor que el segundo, y como es típico de esta situación, el mayor se sentía responsable por ser cabeza del hogar y proteger los derechos y las tradiciones de su familia. Al hermano menor se le ocurrían unas ideas extrañas e innovadoras, las cuales no agradaban al mayor. Como suele suceder entre hermanos, peleaban mucho entre sí. Y como también suele suceder, por ser el mayor más grande y fuerte, a veces llegó a lastimar al hermanito. Pero con el paso del tiempo, el hermanito creció y llegó a ser tan grande y fuerte como el mayor. Ahora, hay otra cosa que deben saber acerca de estos hermanos. Vivían en un país muy lejano, gobernado por un malvado dictador. Aunque había riña entre ellos, el verdadero problema era el cruel dictador que les hacía la vida imposible.

Al tiempo, algo extraño sucedió. ¡El hermano menor se casó con la hija del dictador! De repente, el hermano menor pasó de ser perseguido por el dictador a ser parte de su familia. Y también con el paso del tiempo, el hermano mayor prefirió olvidarse de la riña que tenía con su hermano menor porque tenía problemas de mayor envergadura. Sin embargo, el hermano menor no quiso olvidar la riña. Aunque ninguno ya recordaba la razón por su pelea, el menor no se olvidaba del asunto. A medida que éste adquiría más poder y autoridad por ser parte de la familia del dictador, comenzó a ejercer su autoridad para lastimar y perseguir a su hermano mayor. Esa lucha no tan sólo se daba mientras ambos hermanos aún vivían, sino que fue prolongada por los descendientes de ambos, de generación en generación.

Es posible que usted pueda pensar en alguna situación real donde ocurra algo semejante. Por razones desconocidas, ambas partes se odian a muerte, pero ninguno recuerda por qué. Respecto a la familia mencionada en mi parábola, los descendientes de los hermanos mantuvieron su riña viva por siglos y milenios. 

El hermano mayor llevaba el nombre de Jacob (o Israel, el pueblo judío) y el menor somos nosotros, los cristianos gentiles. Hemos inflingido terribles venganzas contra nuestro hermano mayor, y aún no hemos olvidado la tensión original de antaño.
Herejías
Pasemos a ver algunas de las tantas herejías que afectaron a la Iglesia histórica de siglos previos. Podría pensar que sólo existe una que otra gran herejía, pero son muchas, y han ocasionado terrible disensión y guerra por parte de la Iglesia hacia el pueblo judío. A continuación detallo una lista de herejías que surgieron durante los primeros cuatro siglos de la naciente Iglesia. Créalo o no, surgieron muchas más durante años posteriores. Mire la breve descripción a continuación, e intente descubrir cuál es el tema que se repite en cada una de ellas:
    • Adopcionismo - Dios otorgó poderes a Yeshúa, y luego lo adoptó como Hijo.
    • Albigencionismo - Existe la reencarnación y dos dioses: uno bueno y otro malo.
    • Apolinarianismo - La voluntad divina de Yeshúa sobrepasó y sustituyó a su voluntad humana.
    • Arianismo - Yeshúa era un ser creado e inferior.
    • Docetismo - Yeshúa era divino, pero parecía humano.
    • Donatismo - La validez de los sacramentos depende del carácter del ministro.
    • Gnosticismo - Existe un dualismo entre el bien y el mal, y requiere cierto conocimiento especial para ser salvo.
    • Kenosis - Yeshúa se despojó de ciertos atributos divinos mientras estaba en la tierra.
    • Modalismo - Dios es una persona en tres formas.
    • Monarquianismo - Dios es una sola persona.
    • Monofisitismo - Yeshúa tenía una sola naturaleza, la divina.
    • Nestorianismo - Yeshúa era dos personas.
    • Pelagianismo - El ser humano no ha sido afectado por la caída de Adán, y aún puede guardar todas las leyes de Dios.
    • Socinianismo - Niega la Trinidad, porque Yeshúa fue un hombre deificado.
    • Triteísmo - la Trinidad realmente son tres dioses separados.
Ninguna de las enseñanzas anteriores forman parte de la teología normativa cristiana, y por lo tanto, son consideradas como herejías. ¿Pero qué cosas tienen en común? Todas ellas tienen su propia teoría para explicar la naturaleza de Dios. También debaten la pregunta de quién era Yeshúa o Jesús. De hecho, de vez en cuando estas ideas han vuelto a surgir en forma de una nueva secta herejética.

Gnosticismo
Para nuestros propósitos, cubriremos solamente dos de estas principales herejías en mayor detalle. Comenzaremos con el gnosticismo. Sus enseñanzas principales eran las siguientes: Los gnósticos creían que Yeshúa nunca tuvo una naturaleza humana o un cuerpo como el nuestro. No podía tenerlo, porque entendían que la naturaleza humana era malvada. Por lo tanto, nunca hubo un hombre llamado Yeshúa, sino una "teofanía," o manifestación de Dios con aspecto parecido al de un hombre. Era como un fantasma o aparición sin cuerpo verdadero. Todas las variaciones del gnosticismo tienen esta misma idea, y creían que la única manera de conocer la verdad era por medio de ciertos conocimientos secretos. La secta más grande dentro del gnosticismo era el marcianismo. Es difícil creer que la fe cristiana pudiese distanciarse tanto del judaísmo como esta secta, pero el marcianismo arropó gran parte del cristianismo durante los siglos segundo y tercero después de Cristo.

Los que aceptaban el gnosticismo también rechazaron las Escrituras del Antiguo Testamento. Decían que había un Dios "bueno" y un Dios "malo," y que el Dios del Antiguo Testamento era el malo y, por ende, así también los antiguos profetas. El Dios "bueno" iba a destruir a todos esos profetas malvados. De manera extraña, también creían que la astrología era parte del cristianismo y que era una manera aceptable de conocer a Dios. Aunque el Antiguo Testamento no era una forma válida de conocer a Dios, la astrología sí lo era.

Permítame preguntarle: "¿Habría surgido esta herejía si la Iglesia se hubiese permanecido fiel y conectada a su pasado judío, honrando la revelación de Dios según narrada en las Escrituras Hebreas? Yo opino que existen varias razones por las que podemos suponer que el gnosticismo nunca hubiera tomado fuerza si nos hubiésemos permanecido fiel a nuestras raíces hebreas.

En primer lugar, ¿quiénes eran los primeros discípulos? Todos eran creyentes judíos. ¿Cuál era su experiencia con Yeshúa? Habían caminado con Yeshúa, comido con Yeshúa, paseado en bote con Yeshúa. Lo vieron dormir, y le escucharon decir: "Y os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día cuando lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre" (Mat. 26:29). Nunca surgió un debate entre los hermanos de esa primera Iglesia para ver si Yeshúa era un hombre verdadero o no. Tampoco surgió un debate en el judaísmo de esa época para definir si Yeshúa era un hombre real o no. Se debatió su resurrección, pero no cuestionaban si Yeshúa era un hombre de carne y hueso.

Respecto a la validez de la Tanaj, lo que llamamos el Antiguo Testamento, Yeshúa mismo dijo que no había venido para abrogar la Ley y los Profetas, sino para cumplirlos. En Mateo 5:18, dijo que ni una jota ni una tilde pasaría sin que antes se desapareciere el cielo y la tierra. Si la Iglesia se hubiese mantenido más cerca a sus raíces, la herejía del gnosticismo no hubiese arrasado a los cristianos de esa época con su falsa teología. Por otro lado, la astrología tampoco hubiese sido aceptada como parte de la religión cristiana, ya que el Antiguo Testamento claramente prohíbe que se adore a las estrellas, siendo simples creaciones.

El judaísmo gira en torno a lo que hace y logra el ser humano. Es una perspectiva funcional y práctica. Su meta es santificar al mundo a través de la vida que Dios nos da. No enseña que el mundo es malo, sino que Dios creó al mundo como algo bueno. Es cierto que el judaísmo enseña que existe el bien y el mal, al igual que el cristianismo, pero vivimos en un mundo perverso luego de la caída de Adán y Eva. La creación comenzó bien, pero la mala inclinación del ser humano la dañó. El judaísmo no percibe nada de malo en el mundo físico como tal, y tanto los judíos como los cristianos creemos que Dios va a redimir la naturaleza junto con la humanidad. Nosotros podemos ser usados como parte de ese proceso de redención. De hecho, tenemos la responsabilidad delante de Dios de poner nuestra fe en acción en manera práctica para mejorar el mundo, y no tan sólo vivir una vida espiritual vaga y etérea.

Aunque le pueda parecer que el gnosticismo era una idea curiosa y antigua, no es algo sólo de esa época. Aún existe hoy día en forma de la "Ciencia Cristiana" y el "Movimiento de la Nueva Era." En las áreas de la costa occidental de Estados Unidos, particularmente en Oregón y California, mucha gente trata de combinar la Nueva Era, astrología y ciertas formas del cristianismo. Sus herejías modernas tienen raíz en el gnosticismo antiguo. Aún cuando muchos no mezclan la Nueva Era y la astrología en su teología, lo que es evidentemente erróneo, algunos cristianos sinceros desconocen suficientemente las Escrituras y se dejan llevar más por la "dirección del Espíritu" quien les trae una "nueva revelación" y "dirección personal." Sin embargo, esas ideas nuevas pueden ser peligrosas cuando van en contra de la Biblia. Cuando nuestras creencias no tienen base bíblica, abrimos las puertas a enormes problemas, de lo cual tenemos que tener mucho cuidado.

Arianismo
Pasemos a la próxima gran herejía: el arianismo. Esa teología logró influenciar a la Iglesia durante el segundo siglo de tal forma que casi define la doctrina eclesiástica hasta nuestros días. El arianismo es casi lo opuesto al gnosticismo. Según esa idea, Yeshúa era un ser creado, así como los ángeles. Otras variaciones del arianismo enseñaban que Yeshúa era un hombre común y corriente. Sea como sea, lo que tenían en común era la idea de que Dios es demasiado puro para haber realmente aparecido en la tierra en forma humana. De esa manera, se negaba la deidad de Jesús y establecía que Dios adoptó a Yeshúa como Su hijo, pero era un ser creado o un simple ser humano que vivió rectamente. Enseñaban que todos podemos ser como Yeshúa, ya que fue un humano adoptado por Dios y no realmente divino.
Si la Iglesia se hubiese mantenido cerca de sus raíces hebraicas, nunca hubiésemos tomado esa ruta. Usted se podrá preguntar: ¿Primero me dice que si nos hubiésemos permanecido en nuestras raíces judías, no hubiésemos creído que Yeshúa nunca tuvo un cuerpo humano, como los gnósticos aseveraban. Ahora me dice que no hubiésemos creído como los arianos, que Yeshúa era un mero ser humano. ¿Cómo puede ser de ambas formas?

Le respondo que si nos hubiésemos permanecido cerca de nuestras raíces judías, hubiésemos tenido que luchar con esa tensión, como lo mencioné al principio, y no hubiésemos aceptado siquiera el uno ni el otro. A eso es que se refiere 1 Corintios cuando dice que los judíos ven las cosas de cierta manera, y los griegos de otra. Si no nos hubiésemos alejado de nuestras raíces judías, no hubiésemos aceptado la herejía gnóstica de que Yeshúa no era un hombre verdadero porque nos hubiésemos afirmado del lado de los primeros testigos, quienes lo vieron como verdaderamente humano, no como un simple fantasma. Tampoco hubiésemos caído en el otro extremo del arianismo para decir que Yeshúa era un hombre común y corriente, aunque especial, porque los testigos decían que sólo Dios podía haber perdonado pecados y realizado los milagros como lo hacía Yeshúa. En el Nuevo Testamento, Lucas narra la forma en que un hombre paralítico fue bajado ante Yeshúa desde el techo de una casa. ¿Qué fue lo primero que dijo, según encontramos en Lucas 5:20? Le dijo al paralítico que sus pecados eran perdonados. ¿Qué comentaron los fariseos? Dijeron que sólo Dios podía perdonar pecados, y se preguntaban como un mero "hombre" podía decir lo que dijo Yeshúa? Si nos hubiésemos quedado cerca de nuestras raíces, hubiésemos podido pensar: "Sabemos que es humano, pero si aceptamos que tiene autoridad para perdonar pecados y que realmente tiene capacidad de redimirnos, entonces tiene que ser Dios." Pero nos alejamos de nuestra herencia judía y brincamos los carriles del tren. No luchamos con esa tensión, y nos desbandamos en múltiples direcciones.

Nuevamente usted podrá decir que eso es interesante, pero ¿qué tiene que ver el antiguo arianismo con nuestros días actuales? Pues, esa antigua herejía es muy parecida a la enseñanza de los Mormones y los Testigos de Jehová. Ambos enseñan que Yeshúa era un ser especial, pero creado, y si hacemos las cosas bien, algún día podremos ser como Él y reinar sobre el mundo, tal como Yeshúa reinará sobre el mundo.

Éstas son las herejías de antigüedad que no murieron completamente y recientemente han vuelto a surgir. El viejo dicho, de que "si no conoces la historia, estás destinado a repetirla," es más cierto que nunca. Vivimos en tiempos cuando el conocimiento se multiplica a un ritmo exponencial. Conocemos hoy día tanto acerca de la medicina, la ciencia y la tecnología que ni siquiera nuestros padres se podían imaginar cuánto íbamos a adelantar en una sola generación. Sin embargo, hemos olvidado el conocimiento más básico acerca de las Escrituras y la verdad. Debemos guardar la Palabra de Dios en nuestros corazones y ser estudiantes de la Palabra para que no caigamos en las "nuevas/antiguas" herejías doctrinales. También le sugiero que estudie la Biblia desde una perspectiva hebrea para que pueda comprender mejor la verdad contenida en ella. Debe ser contextualizada según el idioma, las costumbres y el estilo de vida de los tiempos en que fue escrita. Dios la dio al pueblo judío para codificarla y llevarla al resto del mundo, y así lo hicieron.

Heridas
Ahora quiero hablar de heridas. Algunos pudieran opinar que las heridas que voy a mencionar son simplemente más herejías. No lo niego, pero he escogido llamarlas "heridas" porque cuando usted vea las áreas por dónde nos equivocamos, podrá comprender mejor por qué la Iglesia ha ocasionado tantas heridas.
Quiero comenzar con dos versos bíblicos. Efesios 4:3 dice: "...esforzándoos por preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz." Colosenses 3:15 dice: "Y que la paz de Cristo reine en vuestros corazones, a la cual en verdad fuisteis llamados en un solo cuerpo..."
 
Cuando celebro reuniones cristianas de grupos mixtos, me gusta preguntar, ¿De qué Iglesia es usted?" Es interesante cómo llegan personas de tan diversas denominaciones y tradiciones, lo cual es una cosa maravillosa. Por otro lado, es triste comprender que, por causa de tantas heridas sufridas en el Cuerpo de Cristo, nos hemos distanciado y separado en diversos grupos en múltiples ocasiones. Podría citar muchos versos del Nuevo Testamento que nos exhortan a amarnos los unos a los otros y mantenernos en unidad, pero los cristianos no somos muy buenos en hacer eso. He observado que las heridas sufridas dentro de la Iglesia provienen de dos fuentes. Hay divisiones por causa del liderato o por causa de la teología. Opino que las divisiones por causa de la teología son secundarias, porque muchas de las divisiones por teologías no se darían si la gente no estuviera siguiendo a cierto líder en particular. Un líder dice una cosa, y otro líder dice otra. Como los creyentes creen que ambos no pueden tener la razón, sus seguidores se separan en bandos tras su líder predilecto. Veamos cómo esta tendencia de separación proviene de una mentalidad griega en vez de una hebrea.

Pensamiento Griego:I. Jerarquía y estructura de tipo romanaII. El rey está directamente bajo el mando de DiosIII. Necesidad de resolver lo desconocidoIV. Incorpora costumbres localesV. La verdad divide

Pensamiento Hebraico:I. Sólo Dios es autoridad máximaII. La autoridad del profeta supera la del reyIII. Se deleitan en lo desconocidoIV. Se mantiene aparte de la sociedad gentilV. La verdad es una paradoja

Herida #1: Creación de Estructuras Mundanas
Primeramente, según el pensamiento greco/romano y occidental, la mayor parte de la Iglesia adoptó una estructura jerárquica en imitación de la cultura romana. Según el pensamiento hebreo, sólo Dios es la máxima autoridad. ¿Qué sucede cuando adoptamos una mentalidad griega? ¿Cómo es la estructura eclesiástica? Tomamos las palabras "obispo," "pastor," y "anciano" del Nuevo Testamento y las convertimos en una estructura de autoridad que parece más la estructura del imperio romano. Creamos una jerarquía aparte y superior a los congregantes. De hecho, el emperador Constantino fue el primer emperador en requerir que los obispos vistieran de ropa imperial para que pareciesen como parte de la realeza. Eso nunca hubiese sucedido si la Iglesia se hubiese mantenido en su mentalidad hebrea, donde solamente Dios es la autoridad. Muchos de nosotros pudiésemos pensar: "Gracias a Dios que no soy Católico Romano." Bueno, les quiero traer dos ideas al respecto. En primer lugar, todas las iglesias occidentales han heredado esa tendencia. Por casi 1,500 años, la estructura de la Iglesia Occidental europea fue dirigida por un Papa a manera de Emperador, y los obispos a manera de gobernadores o sub-comandantes bajo el mando del "emperador." Esa es la costumbre que las iglesias occidentales hemos heredado. En segundo lugar, casi toda denominación occidental ha puesto un líder o un grupo como cabeza de la Iglesia, sea un presidente del concilio, o un sínodo o consejo eclesiástico. Hemos cambiado la terminología o el estilo un poco, pero es la misma cadena autoritaria de mando, sea católico o protestante.

¿Cuáles son los resultados? En el pensamiento griego, el rey tiene una conexión directa con Dios. ¿Qué implica eso? Si recuerda la historia romana, ¿cómo se llamaban los emperadores? Ellos se decían ser dioses. En el pensamiento hebraico, eso es una blasfemia. Podemos encontrar ejemplos en la historia hebrea cuando la autoridad del profeta era igual, o sobrepasaba, la autoridad del rey en momentos que hablaba por parte de Dios. Probablemente el mejor ejemplo de eso es el profeta Natán, cuando retó las acciones pecaminosas del rey David respecto a Betsabé (2 Sam. 12). En ningún otro país del antiguo mundo hubiese podido una persona sobrevivir luego de hacer tal crítica contra el rey. Pero en la antigua Israel, hubo una clara comprensión de que la autoridad del profeta era igual o aún mayor que la del rey.

¿Cómo penetró esa estructura de autoridad griega a la Iglesia? Realmente fue una simple transición. Es cierto que ya no tenemos emperadores que actúen como "Dios," pero ¿quién tomó su lugar dentro del liderato cristiano? El ejemplo más claro lo vemos en la estructura de la Iglesia Católica Romana por medio del Papa. A manera interesante, fue tan reciente como en la década de 1850 que se oficializó el concepto de que al Papa hablaba incuestionablemente por parte de Dios. A eso se refiere el término "ex cathedra", que literalmente significa "desde la silla," y lo que pronuncie el Papa tiene mayor autoridad que cualquiera otra persona, concilio o líder. Las denominaciones protestantes también tienen una jerarquía denominacional, sea una persona o un concilio de líderes, que definen la "verdad" para esa iglesia. En contraste, el judaísmo tiene más flexibilidad porque tiene múltiples cabezas que ofrecen sus opiniones respecto a algún asunto controversial. Si fuera a preguntar quién es la cabeza principal dentro del judaísmo hoy día, tendría que contestarle que no existe una sola persona. Aún dentro del moderno estado de Israel, donde existe la posición del Rabino Principal, realmente hay dos. Uno es el Rabino Principal de los Sefardíes, y el otro es el Rabino Principal de los Asquenazíes, y a nadie le parece especialmente extraño. Pienso que está bien que existan diferentes opiniones, porque no todo puede explicarse perfectamente según unas simples fórmulas.

Herida #2: Mi Verdad es la Correcta
Si usted nunca ha leído o estudiado el Talmud, es un comentario que no se lee como nuestros comentarios cristianos comunes. No es un libro acerca de las "reglas del juego." El Talmud es un compendio de interpretaciones rabínicas. Hay un pasaje bíblico en medio de la página, y luego alrededor se escriben comentarios hechos por "tal o cual" rabino de la antigüedad. El segundo rabino puede responder al primero, o el tercero y cuarto pueden ofrecer interpretaciones alternas. El Talmud modernamente consiste de 30 tomos de diversos comentarios rabínicos en diferentes épocas. Los protestantes haríamos algo semejante si tomáramos la Biblia, y escribiéramos en derredor del texto algunos comentarios bautistas, luteranos y pentecostales para que todos pudiesen ver las diversas interpretaciones hechas por los diversos concilios. ¿Y qué hicieron los sabios de la Edad Media? Tomaron esas interpretaciones, las estudiaron y las debatieron nuevamente. Surgieron algunas nuevas perspectivas, y esas interpretaciones tienen casi el mismo respeto que las contenidas en el Talmud.

En nuestras iglesias de mentalidad greco/romana, no podríamos hacer ese tipo de comentario porque cada una cree que tiene la patenta de la verdad. A menudo nos aferramos tan fuertemente a la interpretación de nuestra denominación que nos enfrascamos en una batalla sobre el significado de cierto texto. Yo personalmente opino que algunos pasajes son deliberadamente ofuscos para que los meditemos, los discutamos, oremos al respecto y los analicemos más atentamente antes de aplicarlos a nuestras vidas. Es saludable luchar con el significado de algunas verdades, porque así tendrán mayor impacto sobre nuestra conducta. Sin embargo, los cristianos frecuentemente nos atacamos mutuamente por nuestra versión de la verdad en vez de aprender los unos de los otros, en vez de considerar que podemos manifestar el prisma de la Palabra de Dios en diversas maneras.

Según el pensamiento griego, sentimos la necesidad de resolver lo desconocido en términos absolutos. En nuestra mentalidad occidental, por ejemplo, tenemos que responder a la pregunta: "¿La salvación es predeterminada por Dios o resulta de mi propia decisión?" Típicamente, hemos dicho que si la respuesta de otro no es la misma que la mía, entonces ese está equivocado. Y si el asunto es tan profundo que no lo podemos comprender, nos asustamos y procuramos a alguien que lo pueda comprender y quien nos lo explique. Lo queremos meter todo en una cajita. El judaísmo no funciona así. El judaísmo acepta que exista lo desconocido. Dwight Pryor dice que el judaísmo es "teonómico." El judaísmo enfatiza más lo que uno debe hacer para agradar a Dios en vez de lo que uno debe conocer. El cristianismo es teológico. Necesitamos nuestros libros de teología sistemática. El judaísmo, por su parte, tiene una actitud de "no comprendo, pero no me preocupa." Lo único que le preocupa al judío es cómo debe vivir, y que Dios se encargue de resolver los enigmas. Muchas heridas se pudieron haber evitado si hubiésemos tenido una mentalidad más judía acerca de la verdad, sin preocuparnos tanto por conocer y explicar la verdad. Podríamos aceptar que otras personas crean de una manera distinta a como yo creo, siempre y cuando concordemos en las verdades más básicas de las Escrituras, hagamos las cosas como las tenemos que hacer, y caminemos en fe como Yeshúa nos ordenó.

Herida #3: Sincretismo - Diluyendo la Fe
A medida que la fe cristiana se fue expandiendo a otras culturas, según la mentalidad griega, nos preguntamos "¿qué habrá aquí que nos pueda gustar?" Nos preguntamos si cierta costumbre local la debiéramos adoptar o si la deberíamos aplastar. Luego, la incorporamos a nuestra doctrina y la difundimos como parte del cristianismo. El pensamiento judío no es así. Observe las comunidades judías alrededor del mundo, especialmente las comunidades ortodoxas jasídicas. Los jasídicos no se interesan en averiguar qué pensará un americano, inglés o australiano acerca de sus costumbres o prácticas. No se avergüenzan ni se sienten incómodos por su diferente forma de ser. Ellos creen que han sido llamados por Dios para ser diferentes. No se le ocurriría a un judío preguntarse: "¿Cómo incorporo ésto al judaísmo?" Por el contrario, pensaría: "Aquí también voy a practicar mi fe."

¿Qué tiene que ver ésto con la Iglesia? Pues, cuando Roma era pagana, adoraban las estatuas de emperadores y de distintos dioses, pero cuando se hizo cristiana, ¿qué sucedió? En muchas maneras, simplemente cambiaron las estatuas de los dioses por las de los santos. Si nos hubiésemos mantenido firme en nuestras raíces, nunca tuviésemos esos problemas porque nunca se nos hubiese ocurrido hacer eso. La Biblia dice que no hagamos imágenes para adorarlas, y si hubiésemos mantenido nuestro pensamiento hebraico, hubiéramos destruido esas estatuas en vez de incorporarlas en la Iglesia. Por otro lado, hubiésemos sabido que teníamos que ser diferentes a los demás. Jesús nos dice en el Nuevo Testamento: "[Ustedes] no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo" (Jn. 17:16).

Herida #4: Divide y Conquista
Finalmente, deseo añadir una última cosa, y pienso que es la que más divisiones ha causado en la Iglesia. Según el pensamiento griego, el que no opina igual que yo está mal, y por eso nos tenemos que separar. Examine los asuntos que separan una denominación de otra, y lo verá. Me estoy arriesgando al decir ésto, pero espero que acepte lo que digo en amor.

La Iglesia Protestante se divide simplemente por la manera en que uno ora y practica su fe. Recientemente, creo que ha habido más unidad entre hermanos en cuanto a la práctica y tolerancia de una tradición a la otra, pero aún tenemos muchas reglas que determinan con quiénes podemos compartir y con quiénes no. Las reglas definen la manera en que tenemos que hacer las cosas, y el que no las obedezca, queda excluido. La mentalidad hebrea no diría eso, sino que debatiría las alternativas. Pero tampoco diría que la manera de resolver las relaciones personales con otros es esconder las diferencias. La mejor manera de tratar nuestras diferencias es por medio de un diálogo con las personas que igualmente aman al Señor con todo su corazón, su alma y sus fuerzas. Por otro lado, el judaísmo acepta mucho mejor que la verdad sea paradójica. Creo que esa es una de las cosas maravillosas que está produciendo el regreso de la Iglesia a sus raíces. Una de las razones por las que Dios está trayendo este redescubrimiento de la riqueza en nuestra base judía es que nos ayuda a aceptar lo paradójico de la verdad cuando las cosas no tienen sentido.

El maestro Graham Cook tiene una frase que me gusta mucho: "Cada gran verdad acerca de Dios es una paradoja." Dwight Pryor también dijo: "Si piensas que tienes una buena y sencilla ilustración que totalmente explique la Trinidad, lo más seguro es que estás equivocado." Dios no sería Dios, si no estuviese más allá de lo que podamos conocer y comprender. Eso no significa que no podremos conocer algunas cosas acerca de Dios, que no existen verdades acerca de Dios que sean sencillas y absolutas. Lo que digo es que, por ser cristianos del mundo occidental, nos incomoda en gran manera encontrar algún misterio o paradoja en la Biblia que no podamos explicar. Pero en Dios, es más lo que nunca podremos comprender que lo que podremos comprender, porque Su Palabra refleja Su omnipotencia y omnisciencia, que van más allá de nuestra comprensión. El judaísmo nos hubiera dejado más cómodos al respecto.

El Holocausto
He hablado acerca de algunas herejías y heridas que los cristianos pudimos haber evitado. Ahora hablemos del Holocausto. Cuando usamos la palabra "Holocausto," nos referimos a la casi total aniquilación de los judíos en Europa durante la Segunda Guerra Mundial. Los judíos se refieren a este período en hebreo como la "Shoá," que significa "catástrofe" o "calamidad," pero los cristianos y la mayoría de los libros utilizamos la palabra Holocausto. ¿Sabe qué significa realmente un holocausto? En la Biblia este término se refiere a una ofrenda quemada. Realmente no comprendo cómo el pueblo escogido de Dios pudo haber experimentado algo tan terrible como eso. Es una de las verdades que van más allá de nuestro entendimiento. Sólo sé que fue algo terrible. Recientemente, Estados Unidos conmemoró 60 años de haberse involucrado y haber ganado la Guerra contra Hitler. Los norteamericanos se sienten orgullosos de haber ayudado a librar el mundo de ese tirano, y estoy de acuerdo con que celebremos ese evento. Pero tristemente, ese no es el único legado que tenemos como pueblo cristiano.
Los cristianos también fueron los primeros en imponer las prácticas antisemitas de la Alemania Nazi. A pesar de lo que se diga, ellos eran cristianos verdaderos, pero estaban muy equivocados. Cierto es que fueron los cristianos quienes primero obligaron a los judíos a usar la estrella amarilla para su identificación. Fueron los cristianos quienes inventaron los ghettos y los obligaron a vivir todos juntos en una área restringida. Fueron los cristianos quienes primero confiscaron la propiedad judía e impusieron reglas para que no pudiesen poseer propiedad ni ejercer ciertas profesiones. Fueron los cristianos quienes llevaron la delantera en prohibir el casamiento entre cristianos y judíos. Muchas de esas prácticas se habían implantado previamente bajo la sombrilla de la Iglesia Católica Romana. Pero igualmente, también se frecuentó la persecución de los judíos bajo la influencia de la Iglesia Protestante. Si usted es un cristiano occidental, esa historia también es parte suya.

Un líder protestante conocido, Martín Lutero, tenía una extraña combinación de creencias. Al principio de su vida, escribió muy bien acerca de los judíos. Dijo que dada la manera en que los cristianos se presentaban ante los judíos, si fuera él un judío, hubiese preferido ser un cerdo que un cristiano. De hecho, se burlaban de Lutero cuando, en su juventud, estudiaba los escritos de los eruditos y maestros judíos para conocer mejor el Antiguo Testamento. Desafortunadamente, con el paso del tiempo, las ideas de Lutero no eran tan buenas, y escribió un terrible libro titulado Sobre los Judíos y sus Mentiras, que luego fue estudiado por un hombre que escribió otro libro: Mein Kampf. Ese hombre fue Adolfo Hitler.

Para nuestra vergüenza, Lutero también creyó en el derecho divino de los reyes. Si recuerda lo que dije previamente acerca del pensamiento occidental, el rey es la línea directa de Dios con el ser humano. Lutero escribió un tratado titulado Contra el Robo y Asesinato de los Campesinos. No estaba en contra de robar y asesinar a los campesinos, sino que estaba en contra de los campesinos de por sí. Decía que los reyes tenían el derecho de determinar la vida y el futuro de los pobres campesinos. Ese pensamiento se hizo muy popular en la Europa central. Varias dictaduras se ampararon bajo este concepto, y ayudó para que los gobernantes fuesen aceptados por el pueblo común, incluyendo los alemanes en tiempos de la dictadura Nazi. Después de todo, si el gobierno ordena algo, tenemos que obedecerlo. Podría añadir a lo anterior otros ejemplos tristes de nuestro legado europeo "cristiano", pero basta con el ejemplo de nuestra aportación en el Holocausto.
Se cita comúnmente un dicho de Martin Neimoller que dice: "Vinieron por los comunistas, pero no objeté porque no era comunista. Vinieron por los socialistas, y no objeté porque no era socialista. Vinieron por los líderes laborales, y no objeté por que no era líder laboral. Vinieron por los judíos, y no objeté porque no era judío. Entonces vinieron por mí, y ya no quedaba nadie quien pudiera objetar."

En este estudio, hemos comentado sobre el cristianismo durante los siglos segundo y tercero, y luego brincamos al siglo pasado. Al adelantarnos 60 años después la Segunda Guerra Mundial, llegamos al día presente. ¿Cómo se relaciona todo eso con nosotros, seamos judío o cristiano?

Es un hecho de que han habido más mártires cristianos durante los pasados 100 años que durante la suma de todos los siglos anteriores. Sólo en Sudán, más de dos millones de cristianos han sido asesinados o vendidos como esclavos por causa de la Ley Sharia islámica. Tarde o temprano, mientras usted va relacionándose amistosamente con la comunidad judía, le preguntarán: "¿Cómo es que los cristianos se interesan en los judíos alrededor del mundo, ayudan a los judíos escapar de la pobreza y la persecución en la antigua Unión Soviética, pero no se preocupan en lo absoluto por sus hermanos y hermanas cristianas que son raptados y vendidos a la esclavitud en otras partes del mundo?" Para mí, ambas cosas son parte de lo mismo. No creo que podamos sentir compasión del uno si no sentimos compasión del otro. Los israelíes se preguntaban eso mismo cuando declararon la guerra contra el Líbano en 1982 para ayudar a los cristianos que estaban bajo el yugo de los terroristas de la Organización para la Liberación de Palestina. Los cristianos no hicieron nada para ayudarles, porque decían: "Ellos no son verdaderos cristianos, sino simplemente cristianos de tradición." ¡Allí está nuevamente ese pensamiento griego! Estamos pensando de esta manera: "Ellos no son mi clase de cristiano, no son como yo." Por otro lado, los judíos ayudan a otros judíos, aunque sean diferentes, simplemente por ser judíos. Son de la misma familia.

¿Los cristianos y los judíos está sufriendo persecución solamente en un lugar del mundo? No, justamente en el pasado mayo, un cristiano pakistaní fue atacado y muerto por un policía en Pakistán simplemente por ser cristiano. Lo acusaron de compartir el evangelio con alguien. En agosto, varias iglesias en Irak sufrieron ataques. La persecución continúa en este preciso momento. Pero la mayoría de los cristianos no hicieron nada para ayudar a los judíos durante el Holocausto, y hoy día hacemos muy poco para ayudar a los cristianos alrededor del mundo porque no son de nuestra denominación.

¿Qué Significa ésto para Nosotros?
Para cerrar, volvamos a la parábola de los dos hermanos con la que comenzamos este estudio. Creo que dos cosas maravillosas están ocurriendo. Dentro de la Iglesia, muchos estamos despertando a la realidad de que el hermano menor, que se casó con la hija del dictador, lleva una lucha de 2,000 años contra su hermano mayor por haberle golpeado en la nariz cuando era chiquito. No sólo hemos continuado golpeándolo en la nariz por tantos años, sino que hemos hecho cosas mucho más terribles que eso. Al convertirnos en su enemigo, hemos olvidado nuestra historia y nuestra familia. Hemos olvidado nuestras celebraciones familiares, las enseñanzas, las ilustraciones y las historias de nuestros abuelos y abuelas. Somos parte de esa familia por haber sido injertados en el olivo (Rom. 11). Pero hemos simplificado las Sagradas Escrituras, desaprovechando casi dos terceras partes de lo que nos pudiera ser de enorme bendición. No obstante, algo muy bueno y maravilloso está ocurriendo. Dios está tocando nuestros corazones para que redescubramos a nuestra familia extendida y hagamos las paces con ellos.

Una segunda cosa está ocurriendo. Muchos líderes sabios y maravillosos en las familias de ambos hermanos se están dando cuenta que tenemos más semejanzas que diferencias. No estoy implicando que debemos olvidar las diferencias, porque todavía son importantes. En mi familia natural, tengo muchos primos. Son diferentes a mí en muchas maneras, y algunas de ellas son importantes. Pero todavía son mis primos. Si usted es un gentil cristiano, el pueblo y la nación de Israel son sus hermanos y primos. Tenga por seguro que la persecución que está por venir no será solamente contra uno de los hermanos. A medida que crezca la maldad y la persecución, los cristianos y los judíos seremos vistos como una sola cosa: como el "Pueblo del Libro," según el Corán. A las fuerzas malignas no les importa si nos llevamos bien con nuestros primos o no. En la literatura palestina encontrará la frase: "primero el pueblo del sábado, y luego el pueblo del domingo." La fuerza fanática islamista no se va a contentar con simplemente perseguir a uno de los hermanos. Nos ven como familia, aún si nosotros lo hayamos olvidado. Es esencial que nos apoyemos mutuamente, que defendamos nuestros hermanos y hermanas cristianos y judíos cuando son perseguidos.

Visité Israel por primera vez cuando era estudiante universitario en 1974. En ese momento aprendí a conocer y amar la tierra y el pueblo de Israel. Sucedió que también había un pastor de Rumania que recientemente fue liberado de la cárcel y se encontraba en Israel. Era una persona muy interesante, pero también era judío. Estaba recién comenzando un pequeño ministerio. Su nombre era Richard Wurmbrand, y el ministerio que comenzaba era la Voz de los Mártires. Tuve el privilegio de conocerlo y escucharle hablar. Para mí, en mi experiencia personal, el amor por Israel y la Iglesia perseguida van de la mano porque los conocí a la misma vez. Esa es mi esperanza y oración por cada uno de ustedes, que su amor hacia nuestros hermanos y primos cristianos y judíos sea profundizado, y recuerde que somos una misma familia. Los cristianos somos los hijos adoptados de Dios, y debemos mirar al pueblo judío del Pacto con gozo y respeto, reconociendo que es un honor ser parte de su familia. No nos engañemos a nosotros mismos. Las fuerzas malignas que se levantan contra ellos también vendrán por nosotros, tanto los descendientes del hijo menor como del mayor.

Quisiera cerrar con una nota menos negativa, recordándole que hay tres cosas que podemos hacer. Primero, podemos aprender de nuestro pasado. Segundo, podemos actuar. Hay cosas que podemos hacer para alcanzar a los descendientes del hermano mayor. Podemos apoyarles, reconocer que hemos sido injertados en su familia, redescubrir nuestra herencia, procurar las antiguas historias familiares, comprender de qué se tratan las fiestas, y hallar gran gozo en todo eso. Y tercero, podemos orar el uno por el otro, porque Dios siempre escucha a Sus hijos y nos contesta.

Por Jim Solberg,

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