02 octubre 2012

ENCUENTRO CON EL VERDADERO JESÚS


El nombre de Jesús ha alcanzado a todas partes del mundo. Actualmente tiene sobre un billón de seguidores. Si usted aún no cree en Jesús, por lo menos reconoce que Jesús es una de las personalidades más reconocidas de la historia. Recientemente, encontré un libro por el autor judío Michael Shapiro titulado The Jewish 100, a Ranking of the Most Influential Jews of All Time [Los 100 Judíos: Clasificación de los Judíos más Influyentes de Todos los Tiempos]. De manera casi predecible, Moisés ocupó el lugar número uno. Pero para mi sorpresa, el autor judío escogió a Jesús de Nazaret como el número dos. En otra ocasión, un alcalde israelí invitó al liderato de nuestro ministerio para cenar en su hogar, y él mismo abordó el tema de Jesús diciendo que estaba fascinado por ese hombre de tanta influencia.

Los creyentes esperamos con ansias la venida del Mesías. Recuerdo de niña haber cantado muchas canciones que expresaban el anhelo de ver a Jesús. En tiempos actuales, parece que el deseo de ver la venida del Señor y la era mesiánica va en aumento. Y no tan sólo los cristianos anhelamos que venga el Mesías. Frecuentemente escucho a amistades judías hablar de su anhelo por la llegada del Mesías. De hecho, la oración llamada Amidá (o Shemoná Esré) recitada tres veces al día incluye la petición para que venga el Mesías y establezca el trono de David. Maimónides, una de las figuras más destacadas en la filosofía judía medieval, delineó los 13 Principios de Fe, e incluyó una frase sobre la venida del Mesías: "Creo con perfecta fe en la llegada del Mesías; y aunque se tarde, aún espero diariamente que venga." Quizás usted ha escuchado la canción en hebreo: "Mashíaj, Mashíaj, Mashíaj." Esa es una rendición poderosa de las palabras de Maimónides declarando su fe en el Mesías. (Para escuchar la canción, puede ir al sitio de Internet http://www.youtube.com/watch?v=4MKtQ--ayDM&feature=related)

Los cristianos y los judíos no concurrimos respecto a la identidad del Mesías, tema que ha causado gran división entre ambos grupos a lo largo de nuestra historia extremadamente dolorosa. Se acredita al fallecido profesor judío David Flusser con el siguiente relato, aunque muchos eminentes líderes judíos también lo han usado cuando conversan con los cristianos: Flusser recomendó que cuando finalmente llegue el Mesías, debemos formar un comité entre cristianos y judíos, y entonces pedir una entrevista con Él. Como el Mesías será una persona muy ocupada, deberíamos preparar nuestras preguntas con antelación. Recomendó que la primera pregunta fuese: "Señor, ¿ha estado usted aquí anteriormente?"

Aunque ese es un tema muy interesante, no tengo la intención de referirme a ello en este Estudio de Israel. Sin embargo, deseo compartir con usted ciertos detalles sobre Jesús que he observado desde que llevo viviendo en Israel.

El Jesús "Cristiano" Los discípulos y primeros seguidores de Jesús tenían una gran ventaja. Podían ver a Jesús cara a cara, comer con Él, caminar con Él, y asistir a Sus conferencias. Es cierto que hoy día tenemos el relato escrito de las cosas que hizo, pero no tenemos la ventaja de estar a Su lado. Tampoco tenemos videos en YouTube sobre eventos de Su ministerio, ni fotos digitales. Si usted es como yo, se crió con algunos dibujos o pinturas ilustrando la forma en que se lo imaginaban ciertos artistas cristianos. La mayoría lo concebían como un fino europeo, aunque he visto algunos dibujos de Jesús en México con un verdadero aspecto mexicano. Uno de nuestros voluntarios japoneses trajo hace unos años un dibujo del bebé Jesús con aspecto japonés. Ya que no tenemos fotos de Jesús, Su apariencia física ha sido dictaminada por nuestra cultura e imaginación.

También tendemos a pensar en Jesús como un buen cristiano. Se nos olvida que fue un hombre judío que vivió durante el primer siglo, y que nunca puso un pie en la iglesia. (Claro está, no existieron iglesias hasta mucho después.) Nunca fue definido como un cristiano. Piénselo por un momento. La palabra "cristiano" denota a alguien "como Cristo." El término griego "el Cristo" significa "el Ungido," traducción del término hebreo "ha Mashíaj," o el Mesías. Siendo el Cristo, no fue simplemente cualquier "ungido," sino "El Ungido." Tenía un nombre propio judío: Yeshúa. (Si nos referimos a Jesús como Yeshúa, podemos recordar que era judío. Por lo tanto, me referiré a Él en el resto de este estudio según Su nombre hebreo.)

¿Qué conocemos acerca de Su apariencia física? Por un lado, creo que Yeshúa era fuerte y muscular. Caminaba desde un extremo de la tierra al otro. Trabajaba con José, Su padrastro, en un oficio sin herramientas eléctricas. Él no era un tímido debilucho, sino un hombre "hecho y derecho." Creo que tenía aspecto de persona del Medio Oriente. No se sobresalía físicamente de los demás. Cuando Judas lo fue a entregar, tuvo que identificarlo con un beso para que lo pudiesen arrestar. La Biblia no nos da una descripción física, así que cualquier imagen es mera especulación. Por lo tanto, cuando Yeshúa venga, quizás no lo reconozcamos por Su apariencia, especialmente si no lo concebimos como judío. Sin embargo, hay mucha información en el Testamento Más Nuevo que ilustra Su identidad como judío.

Su Familia Guardaba la Torá Yeshúa y Su familia guardaban cuidadosamente las leyes de Moisés en la Torá (Génesis a Deuteronomio). Busquemos algunos ejemplos entre los eventos luego de Su nacimiento, según narrados en el libro de Lucas.

Circuncisión: Cuando Yeshúa cumplió ocho días de nacido, fue circuncidado. "Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al Niño, Le pusieron por nombre Jesús" (Lucas 2:21). Todavía hoy día, como en tiempos bíblicos, los varones judíos se circuncidan al octavo día, y en esa ocasión anuncian su nombre.

Purificación de la Madre: Levítico 12:1-8 describe las leyes de purificación luego de que una mujer da a luz un hijo: "Cuando una mujer dé a luz y tenga varón, quedará impura por siete días; como en los días de su menstruación, será impura. Al octavo día la carne del prepucio del niño será circuncidada. Y ella permanecerá en la sangre de su purificación por treinta y tres días…" (Lev. 12:2-4). Lucas nos narra que, "Al cumplirse los días para la purificación de ellos, según la ley de Moisés, Lo trajeron a Jerusalén para presentar al Niño al Señor" (Luc. 2:22).

Sacrificio: La madre de Yeshúa llevó un par de tórtolas al Templo para sacrificar, según ordenado en Levítico 12:8: "Pero si no le alcanzan los recursos para ofrecer un cordero, entonces tomará dos tórtolas o dos pichones, uno para el holocausto y el otro para la ofrenda por el pecado; y el sacerdote hará expiación por ella, y quedará limpia." El hecho de que llevara las aves en vez de un cordero es indicación de que la familia no era muy adinerada.

Reconocimiento de un hombre piadoso: Lucas continúa su narrativa diciendo que Simeón, un hombre justo y piadoso, dio gracias a Dios luego de haber sostenido al bebé. "Ahora, Señor, permite que Tu siervo se vaya en paz, conforme a Tu palabra; porque mis ojos han visto Tu salvación la cual has preparado en presencia de todos los pueblos; luz de revelacion a los gentiles, y gloria de Tu pueblo Israel" (2:29-30).

Un hombre piadoso en hebreo se distingue como un tzádik. Es muy difícil imaginar que un hombre judío tan devoto hubiese hecho esa oración si la familia de Yeshúa no fuese fiel a los mandamientos de Dios. El pasaje confirma que José y María cabalmente cumplían con las Escrituras por medio de sus actos. Lucas enfatiza eso más adelante con el texto: "Habiendo ellos cumplido con todo conforme a la Ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret" (2:39).

Participación en las Fiestas: Las Escrituras no nos añaden más información sobre la niñez de Yeshúa, excepto sólo un incidente cuando cumplió doce años de edad. Lucas narra la historia nuevamente: "Los padres de Jesús acostumbraban ir a Jerusalén todos los años a la fiesta de la Pascua. Y cuando El cumplió doce años, subieron allá conforme a la costumbre de la fiesta." (2:41-42).

Su familia cumplía con los mandamientos de participar en las fiestas, según descrito en el libro de Éxodo: "Tres veces al año me celebrarán fiesta. Guardarás la Fiesta de los Panes sin Levadura [Pésaj o Pascua]..., la fiesta de la siega de los primeros frutos de tus labores [Shavuot o Pentecostés]... y la fiesta de la cosecha al fin del año [Sucot o Fiesta de los Tabernáculos]" (Éx. 23:14-17, también Deut. 16:16).

Usted probablemente ya conoce esa historia del joven Yeshúa (Luc. 2:41-49). Se quedó atrás en Jerusalén cuando Sus padres comenzaron su viaje de regreso a Galilea. Luego de un día de camino, se dieron cuenta que no estaba entre el grupo, y regresaron a Jerusalén para buscarlo. Luego de tres días, lo encontraron en el Templo rodeado de maestros de la Ley quienes estaban asombrados por Su entendimiento y Sus respuestas. En tiempos del Segundo Templo, no era probable que los sabios del Templo discutiesen la Tanaj (Génesis a Malaquías) con alguien que no viniese de una familia judía religiosa.

Linaje: Yeshúa y Su familia pertenecían a la tribu de Judá, descendientes del Rey David. Ambos evangelistas Mateo y Lucas describen el linaje de Yeshúa, reconociendo la importancia que le prestaban los judíos a la genealogía. De esa manera, se evidencia la nacionalidad judía y la identidad tribal, dato importante para su participación como sacerdote o levita, e incluso como el Mesías.

Respetaba la Ley y los Profetas Hay gran cantidad de información que demuestra que Yeshúa respetaba y guardaba la Ley. Sus propias palabras lo confirman: "No piensen que he venido para poner fin a la Ley o a los Profetas; no he venido para poner fin, sino para cumplir [lo que significa extender, expandir o completar, no poner fin]. Porque en verdad les digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la Ley hasta que toda se cumpla. Cualquiera, pues, que anule uno solo de estos mandamientos, aun de los más pequeños, y así lo enseñe a otros, será llamado muy pequeño en el reino de los cielos; pero cualquiera que los guarde y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos" (Mat. 5:17-19).

Cuando un escriba le preguntó cuál era el principal mandamiento, Yeshúa le dijo: "El más importante es: 'Escucha, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es; y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con toda tu fuerza" (Marcos 12:29-30). Yeshúa citaba lo que estaba escrito en Deuteronomio 6:4-5. Ese pasaje, llamado el Shemá (que significa "escuchar"), es todavía el pasaje más repetido y reconocido entre las oraciones judías.

Yeshúa hizo referencia a 24 de los libros de la Tanaj, y 10 libros más fueron citados en otras partes del Más Nuevo Testamento. Es importante recordar que cuando leemos la palabra "Escrituras" en el Más Nuevo Testamento, se refiere a la Tanaj, porque los libros de las Escrituras Cristianas no habían sido canonizados hasta llegado el año 325 d.C. Yeshúa a menudo decía: "Como está escrito..." o "¿No han escuchado decir...?" justo antes de repetir algún texto de las Escrituras. En total, hay más de 1,600 textos de la Tanaj citados en el Más Nuevo Testamento.

El rabino ortodoxo Harvey Falk, autor del libro Jesus the Pharisee [Jesús el Fariseo], dijo: "Jesús de Nazaret...nunca deseó ver que sus compañeros judíos cambiaran una iota de su fe tradicional. Él mismo permaneció como judío ortodoxo hasta el día de su muerte." Eugene Fisher, un estudioso Católico Romano, concurrió en su libro Faith without Prejudice [Fe sin Prejuicio] que Jesús "se consideró a sí mismo como un judío fiel. Se crió para guardar la Ley judía, la Torá... Cuando hablaba, hablaba a sus compañeros judíos, y poseía el mismo conocimiento y amor hacia las Escrituras Hebreas."

Flusser, experto en historia del período del Segundo Templo, dijo: "Los evangelios sinópticos, si son leídos con ojos de su propio tiempo, todavía ilustran un cuadro de Jesús como un fiel y obediente judío de la Ley. Pocas personas parecen reconocer que en los evangelios sinópticos, Jesús nunca tuvo conflicto con la práctica legal del momento, con la única excepción de haber arrancado unos granos de trigo, frotándolos con las manos..." Flusser pensaba que, aún en esa instancia, Yeshúa no quebrantó la Ley. Por el contrario, sugiere que eso se debe a una simple limitación en la traducción. Según Flusser, el concepto de arrancar el grano no estaba en el texto original, y que frotar el grano con las manos era una tradición galilea aceptable. El rabino Yehuda, galileo contemporáneo de Yeshúa, dijo que era permisible frotar el grano entre las manos en el shabat (sábado).

Guardaba el Shabat Durante el primer siglo, era muy importante que cada judío guardara el shabat. De hecho, era considerado como un deber primordial. Aunque había varios grupos dentro del judaísmo en tiempos de Yeshúa, todos recalcaban que guardar el shabat era extremadamente importante. Repetidamente, leemos en las Escrituras que Yeshúa asistía a la sinagoga en el shabat:

"Jesús llegó a Nazaret, donde había sido criado, y según Su costumbre, entró en la sinagoga el día de reposo, y se levantó a leer" (Lucas 4:16).

"Jesús descendió a Capernaúm, ciudad de Galilea, y les enseñaba en los días de reposo. Todos se admiraban de Su enseñanza porque Su mensaje era con autoridad" (Lucas 4:31-32).

"Pasando de allí, entró en la sinagoga de ellos" (Mateo 12:9).

"Entraron en Capernaúm; y enseguida, en el día de reposo, Jesús entró en la sinagoga y comenzó a enseñar" (Marcos 1:21).

"Y en otro día de reposo entró en la sinagoga y enseñaba…" (Lucas 6:6).

"Jesús estaba enseñando en una de las sinagogas un día de reposo" (Lucas 13:10).

Es obvio que esa era una práctica regular de Yeshúa y Sus discípulos. Cuán difícil se le haría a Sus discípulos cuando les advirtió que más adelante enfrentarían persecución y serían echados de las sinagogas (Juan 16:2).

En su libro They Loved the Torah [Ellos Amaban la Torá], el Dr. David Friedman responde a la pregunta de que si Yeshúa realmente guardaba el shabat o no. Él asevera que muchos reconocidos eruditos están divididos sobre este asunto. Klausner, Montefiore, Abrahams y Cohen alegan que Yeshúa violaba el sábado, mientras que Jacobs y Schonfeld aseveran que no quebrantó ninguna norma escrituraria del shabat. Kohler, Flusser, Lapide y Vermes opinan que jamás violó un mandamiento escriturario del shabat, ni tuvo disputas serias con la secta farisea al respecto. Las discusiones en torno al shabat en las Escrituras pueden entenderse como argumentos entre dos escuelas del fariseísmo en el primer siglo: la escuela de Hillel y la de Shammai, ambos rabinos fariseos.

Friedman continúa diciendo que uno de los eruditos más influyentes sobre el período del Segundo Templo, Shmuel Safrai, notó que Yeshúa guardaba el shabat según toda la halajá (ley judía) de Su tiempo. "Lo hizo 100 por ciento según la ley." Safrai también recalcó que la lucha verbal entre los rabinos era una práctica común y aceptada. Eso se practicaba aún más entre las autoridades religiosas de Galilea y Judea. La región de Galilea, donde Yeshúa se crió y se educó, era realmente más devota al estudio y la práctica de la Torá que muchos en la región de Judá.

Una lectura por sencilla que sea de las Escrituras Cristianas evidencian que Yeshúa definitivamente guardaba el shabat. Luego de hacer un más profundo estudio al respecto, he podido ver cómo Él también participaba en las discusiones sobre cómo se debería guardar el shabat. Recuerde usted que Yeshúa era respetado por el pueblo común, y probablemente no respetarían a un rabino que no guardase la Ley de Dios.

Celebraba las Fiestas Varias veces en el Más Nuevo Testamento encontramos referencias a las fiestas. Leemos que Yeshúa guardó la Pascua (Pésaj) en Marcos 14:12-25, la Fiesta de los Tabernáculos (Sucot) en Juan 7, y la Fiesta de Dedicación (Jánuca) en Juan 10:22-23: "En esos días se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno, y Jesús andaba por el templo, en el pórtico de Salomón." Las notas al calce en mi Biblia de Estudio Nelson dicen lo siguiente sobre ese verso 22: "La Fiesta de Dedicación se celebraba por ocho días en diciembre. En 167 a.C., Antíoco Epífanes profanó el Templo en Jerusalén, según profetizado en Daniel 11:31. Los macabeos restauraron y purificaron el Templo. En conmemoración de la restauración, se instituyó la Fiesta de Dedicación. Actualmente se conoce como la Fiesta de las Luces o Jánuca." El hecho de que Yeshúa celebrara Jánuca, que no es una de las fiestas ordenadas en la Tanaj, demuestra el grado al que estaba inmerso en la cultura de Su día.

Amaba a Israel Yeshúa era judío y, según el texto bíblico, tenía fuerte identificación con Su pueblo. Vino a las ovejas perdidas de la casa de Israel (Mat. 15:24); sanó a un gentil sólo porque se lo rogó (Mat. 15:21-28); dijo: "La salvación viene de los judíos" (Juan 4:22); y se maravilló de la fe de un soldado romano: "En Israel no he hallado en nadie una fe tan grande" (Mat. 8:10). Su ministerio terrenal estaba centrado en la Tierra de Israel, donde nació, murió y resucitó. Regresará otra vez y, según la Biblia, Sus pies se posarán sobre el Monte de los Olivos (Zac. 14:4), el que todavía pertenece a la Tierra de Israel.

¿Qué Significa Eso para Mí? Trágicamente, muchos de los primeros padres de la Iglesia deliberadamente distanciaron a los cristianos y Yeshúa de Su familia, cultura y prácticas religiosas judías. Debido a eso, cientos de años más tarde, celebramos fiestas que no son bíblicas e ignoramos las llamadas "fiestas del Señor" celebradas por Yeshúa. Cuán triste es que los verdaderos creyentes fuesen robados de su fundamento y herencia. El estudiar el carácter judío de la Biblia ha abierto mis ojos para ver los grandes tesoros que no comprendía anteriormente. La experta en Nuevo Testamento Amy-Jill Levine dice: "Si uno malinterpreta el contexto [judío], malinterpretará a Jesús." Creo que ella tiene razón.

El Dr. LaSalle Vaughn, en su libro The Next Great Move of God [El Próximo Gran Acto de Dios], nos recuerda que "Dios ama al pueblo del pacto, los judíos, y no se ha olvidado de ellos. Sin importar de dónde hayan venido nuestros padres, sería sabio recordar que, si somos parte del pacto de Dios por medio de Jesucristo [Yeshúa Ha Mashíaj], nuestras raíces espirituales están atadas a Su pueblo del pacto, los israelitas."

Como sus discipulos, aguardamos con ansias la venida de nuestro precioso Mesías, Yeshúa. En este estudio, hemos aprendido que esperamos a un Mesías judío, fuerte y varonil, quien guardaba la Torá, celebraba las fiestas, asistía a la sinagoga y amaba a Israel. Mi pregunta es la siguiente: ¿Reconocerá usted a Yeshúa cuando venga? Si está esperando a un fino y rubio europeo, temo que será decepcionado. ¡Yo espero a un Mesías judío!

21 julio 2012

LA BIBLIA: Cómo los Autores del Nuevo Testamento Comprendían y Utilizaban el Antiguo Testamento


¿Cuál es el valor en saber cómo los autores del Nuevo Testamento comprendían, interpretaban y aplicaban los textos del Antiguo Testamento, o la Tanaj? En muchos círculos cristianos, el Antiguo Testamento ha sido descuidado o, peor aún, tergiversado, ocasionando terrible daño a la Iglesia y contribuyendo a siglos de antisemitismo cristiano, además de fomentando nociones de reemplazo (enseñanza equivocada de que la Iglesia ha suplantado a Israel, o que el Nuevo Testamento reemplaza los pactos de Dios con Israel). Pero, ¿cómo fueron influenciados los primeros apóstoles y autores del Nuevo Testamento por el Antiguo Testamento, y cómo lo aplicaron a sus escritos? ¿Cómo afecta eso a nuestra propia perspectiva y respuesta a las Escrituras?

Hace falta que demos un breve vistazo a los términos "Antiguo" y "Nuevo." Respecto al Antiguo Testamento, el autor cristiano Marvin Wilson comenta lo siguiente: "...la Iglesia hubiese estado mucho mejor si hubiese decidido desde un principio utilizar el término 'Primer' Testamento o Testamento 'Original'." Otras personas usan los términos "Más Antiguo" o "Más Nuevo" para enfatizar que Dios Se reveló en una sola Palabra escrita - comprendiendo que el Testamento (Más) Nuevo no puede existir sin el fundamento del (Más) Antiguo, que representa la revelación inicial de Dios. Pero en este estudio usaremos los términos más familiares de "Nuevo Testamento" y "Antiguo Testamento" según el uso más acostumbrado.

Los autores del Nuevo Testamento comprendieron y aplicaron los textos del Antiguo Testamento en maneras especiales y profundas. Su teología, dirigida por el Espíritu Santo, fue desarrollada al comprender que las Escrituras Antiguo-Testamentarias señalaban hacia la persona de Yeshúa (Jesús) y el Reino de Dios inaugurado por Él. El resultado fue la colección de documentos que ahora conocemos como "las Escrituras Cristianas." Los cristianos vemos ese proceso como la revelación de Dios al ser humano por medio de Su Palabra oral y escrita, hablada o redactada, desde la Ley de Moisés o Torá, los Profetas y los Escritos, cumplidos y completados en Yeshúa el Mesías (Jesucristo).

Hasta llegado los años 363-397 d.C., cuando el Nuevo Testamento atravesaba el proceso de ser formalmente canonizado, el Antiguo Testamento (en hebreo y partes en arameo) era la única Palabra escrita de Dios. El texto original fue traducido al griego entre 250-100 a.C. en Alejandría, y esa Septuaginta (incluyendo los Apócrifos) también era muy conocida por los judíos, además de ser utilizada por Yeshúa y la primera Iglesia.

Una Biblia - Dos Testamentos
Según explicamos anteriormente, la composición de la Biblia cristiana con Testamentos separados pudiera ocasionar confusión, como si el "Nuevo" fuese para "nosotros" y el "Antiguo" fuese para "ellos." Pero están encuadernados en un solo libro, y se compone de 66 libros individuales (39 en el A.T. y 27 en el N.T.), compilados a lo largo de 1,500 años por sobre 40 distintos autores en hebreo, arameo y griego. Ya que Dios se reveló al hombre en forma progresiva, muchos cristianos perciben el Antiguo Testamento como una revelación en anticipación a Yeshúa, y el Nuevo Testamento como una proclamación y explicación de este Mesías. El Nuevo Testamento puede ser descrito como "parte dos" del Antiguo Testamento, en que Dios completó Su auto-revelación al ser humano.

De la misma manera en que muchos líderes judíos atravesaron el tedioso proceso de determinar la inspiración y autoridad canónica de lo que luego se conocería como el Antiguo Testamento, la primera Iglesia también analizó y reconoció los escritos que formaron parte del Nuevo Testamento. Fueron aceptados por las iglesias por ser inspirados de Dios y llegaron a ser su regla de fe y conducta. Los textos eran centrados en Yeshúa y reflejaban la autoridad apostólica.

Todos los autores de ambos Testamentos fueron influenciados por previos escritos bíblicos, y a menudo los citaban. Los antiguos profetas citaban o se referían frecuentemente a la Torá. Daniel leyó los escritos de Jeremías (Dan. 9:2), y Habacuc 3:19 es una cita de 2 Samuel 22:34.

El Nuevo Testamento también cita al Antiguo Testamento. Cuando el apóstol Pedro procuró consolar a los creyentes judíos dispersos en el norte de Asia Menor por causa de la persecución de Nerón (63 ó 64 d.C.), citó a Éxodo 19:5-6 y Oseas 1:9-10 y 2:23. Por causa de su temor, les recordó que eran "linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios" (1 Ped. 2:9). El autor de Hebreos, en su primer capítulo, también citó porciones de varios salmos escritos durante el tiempo de los jueces y del Reino Unido de Israel mil años previos.

Por lo tanto, nos gustaría penetrar la mente de los autores de los Evangelios, el libro de los Hechos, las Epístolas y Apocalipsis para comprender por qué y cómo interpretaban el Antiguo Testamento, incluyendo el Pentateuco (término griego para la Torá), los libros históricos y poéticos, y los Profetas.

Un Dato sobre Métodos de Interpretación
La historia eclesiástica ha creado mucha confusión y controversia respecto a nuestra interpretación de las Escrituras. Métodos de interpretación han sido una bendición y una maldición. Las Escrituras adquieren vida por medio de una excelente investigación histórica y cultural, con el uso de la arqueología y con apropiados métodos exegéticos. Por otro lado, las Escrituras han sido ultrajadas por alegados "expertos." El error de la Teología del Reemplazo o la Suplantación, en sus varias manifestaciones, se ha difundido como el cáncer por toda la Iglesia, y ha contribuido a siglos de antisemitismo cristiano hasta nuestros días. Disciplinas bíblicas esenciales parecen estar en terreno movedizo en ciertos lugares. Entonces, ¿cómo nos defendemos en medio de este ambiente turbulento?

Un asunto que nos puede servir de ancla es la manera en que los apóstoles y los autores del Nuevo Testamento comprendían y aplicaban el Antiguo Testamento. Quizás no podamos absolutamente replicar su método hoy día, pero dado que ellos representan algunos de los "intérpretes" más fidedignos de las Escrituras, nos podríamos encaminar según su compás espiritual y exegético. Si nos pudiésemos guiar por sus interpretaciones, suposiciones y análisis (tanto como nos sea posible), podríamos acercarnos a una mejor manera de discernir la Biblia desde la perspectiva hebraica para así mejor aplicar el significado y la verdad Escrituraria a nuestras vidas.

El erudito en Estudios Nuevo-Testamentarios, Richard Longenecker, expresa lo siguiente: "La exégesis judía del primer siglo podría clasificarse de manera general en cuatro grupos: de tipo literal, midrash, pésher, y alegórico [vea al lado para mayor explicación]... Un estudio de las raíces judías del cristianismo (revela que) probablemente usaban un procedimiento exegético del Nuevo Testamento parecido al judaísmo contemporáneo... De esa manera, la interacción entre suposiciones y procesos exegéticos judíos por una parte, con los compromisos y las perspectivas cristianas por otra parte, ha producido en nuestras páginas del Nuevo Testamento una interpretación singular del Antiguo Testamento."

Ciertamente, es importante la manera en que interpretamos las Escrituras. La Biblia advierte sobre falsos profetas, maestros y pastores (Jer. 23; Ezeq. 13; Mat. 7:15, 24; 2 Ped. 2:1, 3:16; Apoc. 22:18, 19). A menos que las Escrituras nos digan lo contrario, debemos procurar interpretar la Biblia en su manera más literal, sencilla y dentro de su contexto; o sea, lo que el texto realmente dice y no lo que suponemos que dice. Dios quiso que Su verdad revelada fuese comprendida y obedecida por Su pueblo. No la encubrió bajo un código secreto accesible únicamente por algunos sabios elegidos.

En How to Read the Bible for All its Worth [Cómo leer la Biblia por lo que Vale], leemos: "...la Biblia es tanto humana como divina a la vez. La Biblia...es la Palabra de Dios expresada en palabras humanas dentro de un momento histórico. Esa naturaleza doble de la Biblia requiere de nosotros cierta tarea de interpretación." El contexto del Antiguo Testamento es imperativo. Si los cristianos ignoran las realidades históricas, culturales, gramaticales y religiosas, aumenta la posibilidad de que lleguemos erróneamente a un sinnúmero de "verdades," o que la interpretemos fuera de contexto, creyendo algo que los autores o el Espíritu de Dios, quien inspiró las Escrituras, nunca tuvieron la intención de decir. Es conveniente que nos pongamos a la posición de los testigos o lectores originales, y que el Espíritu Santo nos ayude en nuestro estudio diligente de la Palabra.

Métodos de interpretación demasiado alegóricos y descontrolados han hecho que la iglesia atraviese siglos de interpretación errónea, produciendo la Teología del Reemplazo, ideas de suplantación y una gama de otros errores. Y las relaciones y el diálogo entre judíos y cristianos han sufrido desmedidamente debido, en gran parte, a la arrogancia y al orgullo de numerosos líderes cristianos equivocados. Cuán diferente hubiese sido si las palabras del apóstol Pablo a los creyentes gentiles se hubiesen tomado en serio: "Pero si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo un olivo silvestre, fuiste injertado entre ellas y fuiste hecho participante con ellas de la rica savia de la raíz del olivo, no seas arrogante para con las ramas. Pero si eres arrogante, recuerda que tú no eres el que sustenta la raíz, sino que la raíz es la que te sustenta a ti. Dirás entonces: 'Las ramas fueron desgajadas para que yo fuera injertado.' Muy cierto. Fueron desgajadas por su incredulidad, pero tú por la fe te mantienes firme. No seas altanero, sino teme; porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, tampoco a ti te perdonará" (Rom. 11:17-21).

Levítico 19:18 y el Shemá
El pasaje del Antiguo Testamento más citado en el Nuevo Testamento es una porción de Levítico 19:18 que dice: "...amarás a tu prójimo como a ti mismo." Cuando se combina con Deuteronomio 6:5, donde se nos manda amar a Dios, tenemos la narrativa de los Evangelios que declara: "De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas" (Mat. 22:40). Si Yeshúa, los apóstoles y los autores del Nuevo Testamento consideraban esos textos como vitales para su enseñanza, nosotros debemos aprender todo lo posible de su ejemplo.

El libro de Levítico se encuentra en la Torá, los primeros cinco libros de las Escrituras. Cubre un corto intervalo en la vida de Israel inmediatamente luego de su milagrosa redención de Egipto. Levítico vincula el evento de cuando la shekiná (gloria) de Dios llenó el recién construido Tabernáculo en el Monte Sinaí (Éx. 40:34-35), relatado en Éxodo, y los años en que los hijos de Israel anduvieron errantes por el desierto, relatado en Números. Según el Diccionario Bíblico Young, "Levítico contiene un manual de instrucciones especiales para los sacerdotes y levitas en su servicio espiritual a la nación, además de instrucciones para todos los israelitas."

El contexto de Levítico 19 es el Código de Santidad que Dios dio como parte de su pacto con Israel (capítulos 17-25). Respecto al verso 19:18, el comentario judío en The Pentateuch and Haftorahs dice: "El resto del mundo no está conciente de que ese supremo mandamiento de moralidad - la regla de oro para la conducta humana - fue primeramente enseñado en el judaísmo...mucho antes de que surgiera el cristianismo. Los maestros religiosos de Israel citaron a Levítico 19:18, verbalmente o parafraseado, como la esencia de toda vida moral."

También en la Torá, Deuteronomio describe el pacto de bendiciones y maldiciones a consecuencia de la obediencia o desobediencia previo a conquistar la Tierra Prometida. "Escucha [Shemá], oh Israel, el SEÑOR es nuestro Dios, el SEÑOR uno es" (Deut. 6:4) es el inicio y la esencia de la totalidad del Shemá. El erudito bíblico David Bivin define el Shemá como "la recitación de tres pasajes: Deuteronomio 6:4-9, 11:13-21 y Números 15:37-41. El Shemá es considerado por los judíos como la suprema afirmación sobre la unicidad y excepcionalidad de Dios."

El comentario judío citado anteriormente describe el Shemá como una declaración de "la unicidad de Dios y la plena lealtad de Israel a Dios"... "Señala la esencia del judaísmo, siendo su contraseña y confesión de fe a través de las edades... Es seguido por los versos 5-9 con la obligación fundamental basada en esa verdad, a saber, la adoración de los israelitas a Dios con todo su ser... El amor a Dios es la marca distintiva de Sus verdaderos adoradores." Por lo tanto, es esencial que los lectores bíblicos del siglo 21 comprendan que la Torá fue fundamental en el pensamiento y en la teología de los autores del Nuevo Testamento.

Ejemplos de Pablo y Santiago
Una de las prioridades teológicas de Pablo fue su ferviente defensa de las raíces hebraicas del cristianismo. El rompimiento de la primera "Iglesia" de la "Sinagoga" generó muchas facciones y sectas falsas que todavía requieren aclaración y corrección. Pablo frecuentemente aludió a los símbolos, los pactos, las promesas y la verdad del Antiguo Testamento, de esa manera refrescando la memoria de su audiencia (mayormente cristianos gentiles) sobre sus raíces judías.

En el libro a los Efesios, los describió como previamente "excluidos de la ciudadanía de Israel, extraños a los pactos de la promesa" (2:12), pero ahora en Cristo (Mesías) "ya no son extraños ni extranjeros, sino que son conciudadanos de los santos y son de la familia de Dios...edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas..." (2:19-20). A la Iglesia en Roma, se identificó con sus hermanos judíos como "mis parientes según la carne. Porque son Israelitas, a quienes pertenece la adopción como hijos, y la gloria, los pactos, la promulgación de la ley, el culto y las promesas..." (Rom. 9:3-4).

Describió en términos de horticultura la manera en que los creyentes gentiles somos las ramas de olivo silvestre injertadas entre las ramas naturales para juntos nutrirnos de la rica savia de la raíz. Vemos que les exhortó a que no sean arrogantes hacia el pueblo judío, ya que la raíz los sostiene a ellos, y no vice-versa. En solamente tres capítulos (Rom. 9-11), Pablo aludió, o directamente cita, a textos de Génesis, Éxodo, Deuteronomio, 1 Reyes, Malaquías, Isaías, Jeremías, Oseas, Amós, Joel, Salmos y Job.

En Gálatas 5:14, Pablo argumentó que Levítico 19:18 es el cumplimiento y la suma total de la Ley: "Porque toda la Ley en una palabra se cumple en el precepto: 'Amarás a tu prójimo como a ti mismo'" (también en Romanos 13:8-10). En Gálatas 3:10-14, también citó a Deuteronomio 21:23, 27:26, Habacuc 2:4 y Levítico 18:5, instruyendo a los creyentes gentiles sobre su justificación por la fe en Yeshúa sin necesidad de guardar la letra de la Ley. Pablo se basó en la Torá, los Escritos y los Profetas (Génesis a Malaquías), aunque también debió conocer las enseñanzas orales de Yeshúa (si aún no habían sido redactadas), transmitidas por Sus primeros discípulos (como en Marcos 12:31).

Levítico 19:18 nuevamente aparece en Santiago 2:8-9, donde dice que no demostremos parcialidad a nadie: "Si en verdad ustedes cumplen la ley real conforme a la Escritura: 'Amarás a tu prójimo como a ti mismo,' bien hacen. Pero si muestran favoritismo, cometen pecado y son hallados culpables por la ley como transgresores." Aquí Santiago también resaltó la Torá como Ley de Dios.

Ejemplos de los Evangelios
Mateo, el Evangelio más "judío", enfatizó el tema del cumplimiento de las Escrituras. Mateo, muy educado y previo colector de impuestos, fue uno de los doce discípulos de Yeshúa, y probablemente lo escribió desde Antioquía en Siria durante el período antes de la división entre la nueva Iglesia y la Sinagoga. Pudo haber sido escrito entre los años 50 y 68 d.C. cuando Nerón era el emperador romano. Pablo y Pedro se encontraban en Roma, y había gran persecución contra los cristianos.

Mateo reforzó el punto de que Yeshúa vino en cumplimiento de la Ley y los Profetas. Citó el Antiguo Testamento 55 veces, comparado con las 65 menciones de Marcos, Lucas y Juan en conjunto, y también tiene una docena de referencias al cumplimiento de las Escrituras. Todo indica que Mateo estaba empapado de las Escrituras, tanto en hebreo como en griego.

En el relato de Mateo sobre el Sermón del Monte (capítulos 5-7), Yeshúa citó seis veces a la Torá y dos veces a los Salmos. En 5:43-44, utilizó a Levítico 19:18 para enseñar que debemos amar a nuestros enemigos, pero ofreció una interpretación más profunda que la acostumbrada en esos días: "Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo.' Pero Yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por los que los persiguen." En 7:12, Yeshúa reafirmó esa verdad, diciéndolo de esta manera: "Por eso, todo cuanto quieran que los hombres les hagan, así también hagan ustedes con ellos, porque ésta es la Ley y los Profetas." En otras palabras, ¡ese principio representa la suma de toda la enseñanza del Antiguo Testamento!

En Mateo 19, un joven adinerado preguntó a Yeshúa: "Maestro, ¿qué cosa buena haré para obtener la vida eterna?" Yeshúa le respondió citando a Éxodo, Levítico y Deuteronomio: "No matarás; no cometerás adulterio; no hurtarás; no darás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre; y amarás a tu prójimo como a ti mismo" (vs. 18-19).

Cuando en Mateo 22:36 le preguntaron a Yeshúa, "Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento de la Ley?" respondió con Deuteronomio 6:5 y Levítico 19:18: "'Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.' Este es el grande y primer mandamiento. Y el segundo es semejante a éste: 'Amarás a tu prójimo como a ti mismo.' De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas" (vs. 37-40). Sabiamente respondió que el amar al Padre de todo corazón debe conducirnos al amor del prójimo. Eso es significativo para todos los tiempos, y es vívidamente ilustrado en la historia del Buen Samaritano (Lucas 10:25-37).

Craig Keener comenta: "Siguiendo técnicas de interpretación judía, Jesús vinculó ambos mandamientos (Deut. 6:5 y Lev. 19:18) con la palabra en común: 'amor.' La ética judía repetidamente enfatizaba el amor a Dios y a los demás." Un comentario sobre el uso del Antiguo Testamento en el Nuevo Testamento añade: "Estas relaciones verticales (hacia Dios) y las horizontales (hacia nuestro semejante) suman no solamente toda la Torá, o los cinco libros de Moisés, sino también todas las Escrituras Hebreas (la Ley y los Profetas)."

¿Qué Hemos Aprendido?
En la introducción preguntamos: ¿Cuál es el valor en saber cómo los autores del Nuevo Testamento comprendían, interpretaban y aplicaban los textos del Antiguo Testamento? ¿Cómo afecta eso a nuestra propia perspectiva y respuesta a las Escrituras? Vienen a la mente algunas consideraciones:

• Yeshúa, los apóstoles y los autores del Nuevo Testamento estaban tan empapados de la Palabra de Dios que fluía naturalmente en toda su forma de pensar y en su teología. Así debe ser con nosotros.
• El conocimiento teológico, por el mero hecho de poseer conocimiento, carece de importancia. Como discípulos del siglo 21, debemos fielmente poner en práctica las Escrituras según expresado en el Shemá y en Levítico 19:18.
• Una vida caracterizada por el estudio cuidadoso de la Biblia, guiados por el Espíritu de Verdad y unidos a otros creyentes maduros y de confianza, es nuestra única defensa contra la profecía y enseñanza falsa.

Puentes para la Paz se siente bendecido en proveer enseñanza bíblica sobre las raíces hebraicas de nuestra fe cristiana y brindar esas verdades en maneras prácticas al pueblo judío y a la nación de Israel durante estos días proféticos. Una manera tangible de responder a la deuda que tenemos con los escogidos de Dios podría ser:

• Demostrar amor y misericordia hacia el pueblo judío: "Te levantarás y tendrás compasión de Sion, porque es tiempo de apiadarse de ella, pues ha llegado la hora" (Sal. 102:13).
• Proveer a sus necesidades: "En verdad les digo que en cuanto lo hicieron a uno de estos hermanos Míos, aun a los más pequeños, a Mí lo hicieron" (Mat. 25:31-46).
• Darles de nuestras bendiciones materiales: "Porque si los Gentiles han participado de sus bienes espirituales, también están obligados a servir a los santos [los judíos] en los bienes materiales" (Rom. 15:27).
• Orar por la paz de Jerusalén: "Oren ustedes por la paz de Jerusalén: 'Sean prosperados los que te aman'" (Sal. 122:6).

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