"Pero yo les digo que amen a sus enemigos y oren por los que los persiguen, para que sean hijos de su Padre que está en los cielos; porque él hace salir su sol sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos." - Mateo 5:44-45
La palabra para "hijo" en Hebreo, "ben," se utiliza para una amplia variedad de propósitos en la Biblia, y conlleva algunas suposiciones y entendimientos culturales. Junto con su uso literal para significar el hijo de un padre o una madre, se utiliza comúnmente para los descendientes posteriores también. A menudo esto nos ayuda a entender que en las genealogías, las generaciones pueden ser dejadas de lado y sólo se reportan los antepasados significativos. Esto no se debe a un error, sino a que era aceptable hablar de un descendiente como un "hijo."
Una suposición detrás de la palabra "hijo" es que los descendientes comparten las características de sus antepasados. Normalmente, los hijos asumían la profesión de su familia y adoraban a los dioses de la familia. Asumieron que los hijos asumirían la personalidad de su padre - si tu padre era sabio, tú serías sabio, si él era guerrero, tú eras guerrero. Por ejemplo, Ismael era un "burro salvaje de hombre" y se asumió que sus descendientes, los Ismaelitas, también serían así. O cuando se describe a Yeshua como el "Hijo de David," se dice que es un descendiente de la línea de David, y como David es un rey poderoso. Así que, explicar quién era parte de cada familia es muy importante para entender la sociedad. Por eso hay tantas historias en el Génesis sobre los antepasados de las tribus de Israel y otras naciones.
Otro uso de la palabra hijo es para describir a un discípulo. La relación Rabino-discípulo se entendía como la que existe entre un padre y un hijo, y de hecho, se suponía que el discípulo debía tener tanto amor por su Rabino como por su propio padre. Así como el hijo emulaba las costumbres de su padre, el discípulo debía emular las de su Rabino y ser como él en su carácter.
Podemos ver ahora cómo Yeshua usa el término "hijo" en el pasaje Bíblico de hoy. Así como un hijo quiere crecer para ser como su padre, nosotros debemos aspirar a ser como nuestro Padre en el cielo. Porque él es amoroso con la gente que lo odia, y misericordioso con aquellos que no lo merecen, nosotros también deberíamos serlo.
B"H
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