"Les dijeron: "Que el Señor te mire y te juzgue, porque nos has hecho odiosos a los ojos del Faraón y de sus siervos, al poner una espada en su mano para matarnos." (Éxodo 5:21)
El lenguaje Hebreo es muy vívido y poético porque utiliza imágenes físicas para describir lo intangible, en lugar de términos abstractos. En lugar de ser tacaño, una persona es "puño apretado" y en lugar de ser terco, una persona es "duro de cerviz," como un buey que se niega a dejar que le pongan un yugo arqueando su cuello.
Un ejemplo humorístico es el de la palabra ba'ash (ba-ash) que significa "ser un hedor; emitir un olor apestoso." La palabra fue usada para describir el Nilo después de que el pez muriera cuando se convirtió en sangre (Éxodo 7:18). En la misma historia los Israelitas la usan en su ira contra Moisés después de que el Faraón aumentara sus trabajos. Le dijeron a Moisés, literalmente,
"Que el Señor te mire y te juzgue, porque has hecho que nuestro aroma sea un hedor en los ojos del Faraón y sus sirvientes..."
A menudo la palabra ba'ash se utiliza cuando una persona es despreciada por otra por algo desagradable que ha hecho: ¡una descripción muy gráfica! Tenemos fuertes respuestas emocionales a hermosos aromas y terribles olores, y los antiguos usaban esta idea para describir el ser loable y atractivo en comparación con el ser repulsivo.
Curiosamente, en el Nuevo Testamento Pablo también utiliza esta imagen:
"Pero gracias a Elohim, que siempre nos lleva en procesión triunfal en el Mesías y a través de nosotros difunde por todas partes la fragancia del conocimiento de él. Porque para Elohím somos el aroma del Mesías entre los que se salvan y los que perecen. Para uno somos el olor de la muerte; para el otro, la fragancia de la vida."
(2 Corintios 2:14-16)
Cuando era un creyente inmaduro, recuerdo que muchas cosas Cristianas "me olían mal." Yo asumí que los autores Cristianos serían juiciosos y groseros, y que la gente religiosa era hipócrita. A menudo siento esa actitud en los no creyentes también -- cuanto más religiosos son los Cristianos, más tienden a condenar e irritar a los inmaduros o no salvos. Olemos al Mesías: si una persona lo rechaza, también nos encontrará poco atractivos. Esto es algo que debemos tomar con calma cuando el mundo no es siempre amable.
Por otro lado, así como nosotros olemos al Mesías, el Mesías huele a nosotros. Algunos creyentes son groseros y vengativos, o deshonestos en los negocios. Para el mundo que no conoce al Mesías, este es un poderoso testimonio contra él. Nosotros debemos recordar siempre que nuestras palabras y acciones son un aroma que sale al mundo.
B"H
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