"¿Quién puede subir a la colina del Señor? ¿Y quién puede estar en su lugar santo? El que tiene las manos limpias y el corazón puro." (Salmo 24:3)
Las oraciones que Yeshua y Pablo oraban eran una combinación de peticiones espontáneas y oraciones tradicionales que se oraban a ciertas horas del día. Una de ellas que todavía se ora hoy en día se llama la Amidáh o "Dieciocho bendiciones." Es bastante larga y consiste en oraciones para todas las preocupaciones del pueblo Judío. Durante miles de años desde que Yeshua vivió, estas peticiones han permanecido casi iguales.
En la cultura protestante contemporánea, tendemos a despreciar la oración de rutina, prefiriendo la intimidad de la oración espontánea y sintiendo que una oración repetida es vacía y hueca. Nos preguntamos cómo una persona podría evitar "pasar por los movimientos."
La respuesta es un concepto que los Rabinos desarrollaron conocido como kavanah. La palabra significa "dirección," "intención" o "devoción," y la idea detrás de orar con kavanah es que fijas la dirección de tu pensamiento hacia Elohiym, y hacia orar la oración memorizada "con todo tú corazón."
Una persona que tiene kavanah enfoca todo su ser en la oración, y no se distrae por el caos que lo rodea. Puede haber dicho la misma oración mil veces, pero su mente está tan hundida en las palabras que hoy experimenta nuevas percepciones y sentimientos de ellas que nunca antes había experimentado.
En las sinagogas, sobre el arca que sostiene los rollos de la Toráh, a menudo hay una placa que dice, "Sepa ante quién está parado." Eso es justo lo que significa tener la kavanah en la oración: tener la sensación de estar en la presencia de Elohim, saber que te diriges al Señor soberano del universo.
Cuando solía orar después de arrastrarme en la cama, a menudo me quedaba dormido antes de terminar mi oración. Después de pensar en la falta de reverencia que esto tiene para Elohím, ahora me hago arrodillar o me mantengo despierto de alguna manera, u oro a una hora del día en la que estoy más despierto. El se merece lo mejor, no el menor esfuerzo en la oración.
Kavanah también puede ir más allá de la oración, nuestras vidas también deberían mostrarlo. Nosotros deberíamos vivir cada hora y día con devoción e intención, siendo conscientes de la presencia de Elohim a nuestro alrededor. Cuando hagamos esto, nuestras vidas serán realmente el reflejo del Mesías, cuyo deseo era complacer y honrar a Elohim en todos los sentidos.
H"B
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